Desde siempre me ha gustado Australia, el hecho de estar "en la otra punta", ese fútbol a hostias que juegan, esa fauna loca en la que cualquier cosa de 2cm te puede matar, esa sociedad rara, mezcla de emigrantes aventureros, prófugos, indígenas y despistados... y esos directores locos que con 70 tacos de calendario nos dicen que sí, que aún hay cosas por hacer en el mundo del cine, que hay vías a explorar, que si el público ha cambiado también las películas pueden hacerlo.

"Fury Road" te coge del cuello en la primera escena y no te suelta hasta los créditos, mientras una marea de estímulos bombardea tu cerebro que acaba demandando piedad mientras otra parte de él pide más, dame más duro. Cuando piensas -esta escena es lo más bestia que recuerdo haber visto en el cine- aparece Junkie XL sobre el "Doofwagon" para apretarte un poco más las clavijas...

Y todo ello con un guión que se lee en diez minutos, ¡¡¡que grande eres George!!! mi recomendación más enfervorecida es que la gente vea este espectáculo en el cine y que no vaya con espíritu crítico, ni a buscar mensaje, ni tramas, ni nada de eso, si no más bien con la expectación, los nervios y la boca seca que tienes en la cola del "Dragón Khan"...

No le llego a poner el diez porque es cierto que el viejo Miller nos da un poco de gato por liebre en algunas partes del guión, cosa comprensible en un desquiciado de este calibre, no puedes reirle absolutamente todas las gamberradas y hay alguna que patina.

Y también por la murga que me dio mi mujer:
-Esta película es horrorosa, no he podido soportarla, me han dado ganas de vomitar y casi tengo que salir-
-Ok pero no has salido igual que has entrado, te ha causado sensaciones, te ha removido del asiento, pues ESO, ESO ES EL CINE.