El bosque del lobo de Pedro Olea, es un drama basado en hechos históricos del siglo XIX, sobre una persona de la que se rumoreaba que era un hombre lobo, cuando en realidad era un asesino en serie. Dirigida con un ritmo lento y pausado, y con una trama arrojada e impactante para la época de la censura, es sorprendente y admirable en líneas generales. Realizada de manera lúcida y provocadora, tiene un resultado arrollador e impecable que no busca el sensacionalismo, sino más bien contar una historia real del modo más fehaciente posible.
La fotografía, es evocadora y estimulante, mezclando las luces tenues con las sombrías, y desconcertando al público con imágenes recónditas que son idóneas y capacitadas para la trama. La música, es hipnótica e intensa, con unos sonidos profundos y penetrantes que inquietan al ser turbadores y enardecedores, dando al espectador la sensación de continua amenaza cuando esta entra en escena. Y los planos y movimientos de cámara, son rápidos y dinámicos en la acción para dar mayor dramatismo, usando con sabiduría el detalle, primerísimos, avanti, retroceso, reconocimiento, subjetivos y primera persona en una notable labor técnica.
Las actuaciones, son verosímiles y resonantes. Con un lustroso José Luis López Vázquez con hundimiento psicológico, y estupendos acompañamientos de Amparo Soler Leal, Antonio Casas, Nuria Torray, Alfredo Mayo, John Steiner, María Arias y Modesto Blanch. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones humildes y típicos de los campos, siendo muy alusivos a la época y lugar en cuestión, y que junto con unos decorados apropiados completan una apropiada dirección artística.
El guion, escrito por el mismo director junto con Juan Antonio Porto, está basado en el caso real de Manuel Blanco Romasanta (El hombre lobo de Allamiz), siendo por tanto absorbente y penetrante el saber que ocurrió para un público, que se estremece e inquieta en un argumento que es bastante fiel a la historia, y que solo busca la explicación histórica sin entrar en lo artificial o innecesario. Y emplea para llevarlo a cabo, una narrativa clásica y antigua que es sugestiva y también correcta y educada, aunque con toques oscuros y tenebrosos.
En definitiva, la considero una obra inolvidable e inmortal del drama español, al estar basada en un caso real de uno de los mayores asesinos en serie de la historia de España, y es en conclusión tanto entretenida como turbadora. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, música, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que vuelven a El bosque del lobo, en un film que merece la pena ser visto por el público en general.