El espíritu de la colmena de Víctor Erice, es un drama basado en la infancia y en la vida rural de la España de la posguerra. Dirigida con un ritmo pausado y lento, es íntima y particular, muy al estilo del director, el cual, le da gran importancia a la belleza plástica de la cinta, y lo consigue de modo notable, aún con el hándicap de ser su primer largometraje. Y lo realiza de manera maravillosa y espléndida, obteniendo un resultado impecable y magistral.
La fotografía, es evocadora a la España rural, con imágenes que mezclan hábilmente lo tenue y lo lumínico, en unos paisajes confortantes y naturistas que son acertados para la trama. Y la música, es tierna, infantil y bella, muy sugerente y apropiada por sus personajes, con sonidos agradables y melódicos que encantan en un estupendo acompañamiento, siendo también destacable la importancia que se da a los sonidos cotidianos del campo y el entorno.
Las actuaciones, son intachables, verosímiles y convincentes. Con Ana Torrent ingenua y cautivadora interpretando con pocos años, y acompañada de una estupenda y encantadora también Isabel Tellería. Siendo brillante las interpretación de Fernando Fernán-Gómez, notable el papel de Teresa Gimpera, y buenos los acompañamientos de Laly Soldevilla y José Villasante. Con unos vestuarios sugestivos a la época y el lugar en cuestión, en un apropiado trabajo de dirección artística sencillo y humilde.
El guion, escrito por el propio director junto con Ángel Fernández Santos, es cercano, agradable y sincero, muy acertado y humano, y argumentado de manera entrañable y curiosa. Empleando una narrativa con voz en off por parte de algunos de los protagonistas, que es clásica, equilibrada y algo pesimista. Y resaltando unos planos y movimientos que usan el detalle, travellings, panorámicos, planos generales, primeros planos, acercamiento y reconocimiento lento, personal y majestuoso en un sobrio pero destacado trabajo técnico.
En definitiva, lo considero un film bello y cercano, con una historia sencilla y encantadora en su interior, de gran calidad técnica y cinematográfica, ya que, aún siendo el primer largometraje del director, es magistral y cautivador. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, planos, movimientos y narrativa, que hacen de El espíritu de la colmena, un film de hermoso corte visual y estético, lo que se dice una auténtica joya de la filmografía española.