El río de Jean Renoir es un drama romántico basado en una joven adolescente inglesa que vive en la India sus primeras emociones de amor y también algunas pérdidas irreparables en su familia. Dirigida con un ritmo sosegado y con un estilo muy personal y profundo que se centra mucho en los personajes y su entorno, es una obra hermosa en su modo de sacar a la luz la adolescencia de la protagonista en su primer descubrimiento del amor, logrando con ello captar con belleza la atención de los buscadores de dramas sinceros y sin complicaciones, sino más bien algo sencillo que brilla con luz natural y verdadera.
La fotografía es evocadora al lugar y lumínica, además está bien cuidada hasta el más mínimo detalle, logrando un trabajo vistoso que da encanto al film y que tiene una resolución estéticamente maravillosa. La música es autóctona y variada según donde se desarrolle la acción, con canciones típicas de la India que dan ritmo en sus tonos agradables y otras canciones más occidentales en fiestas de la familia. Los planos y movimientos de cámara consuman un buen trabajo técnico mediante el uso del avanti, retroceso, seguimiento, generales, reconocimiento, primeros planos, detalles y plano-contraplanos que sacan lo mejor del film.
Las actuaciones son notables y bien trabajadas. Como protagonistas Patricia Walters está ingenua y susceptible en su tarea de adolescente, siendo buenas las interpretaciones de Adrienne Corri, Nora Swinburne, Esmond Knight, Arthur Shields y Thomas E. Breen entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones alusivos a cada personaje, usando para los ingleses ropas elegantes de la época y para los hindús su ropa característica del lugar, trabajo que junto con los sugestivos decorados te transportan al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por el director y Rumer Godden y basado en la novela de este último, es sencillo y muy natural al mostrar parte de la época adolescente de la protagonista en un difícil país, centrándose en su primer amor y perdidas familiares irremplazables, acaparando con ello toda la atención y curiosidad del público amante de los films sin complicaciones que se basan en mostrar una pequeña pero importante parte de la personalidad de una persona que se está formando. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off acogedora durante todo el film de la protagonista siendo ya mayor, con tono afable y educado a la hora de presentar los personajes y exponer sus sentimientos.
Para finalizar, la considero una obra indeleble e indispensable en la filmografía del director que es hermosa tanto por su historia como por cómo es narrada, completando un film espléndido que cala sinceramente en los amantes de los dramas sencillos pero efectivos. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios, decorados y narrativa que vuelven a El río, en un film de bella talla que con su trama personal da brillantez a una película tan maravillosa como inolvidable.