Macbeth de Justin Kurzel es un drama basado en la edad media en la que un soldado de alto rango recibe la premonición por parte de unas mujeres de que será Rey, empezando entonces a perturbarse poco a poco al obsesionarse con dicha idea. Dirigida con un ritmo solemne y con un estilo fiel a la novela de Shakespeare que es tomado de forma sobria, es una obra bien tallada y tomada muy en serio que deja gran sensación tras su visionado, sobre todo para los cinéfilos más exigentes amantes de la narrativa antigua y los ritmos mayestáticos, concluyendo un lúcido film que acerca al público con mucha verosimilitud a una de las mejores obras de William Shakespeare.
La fotografía es oscura y sombría en un trabajo alusivo que hace gran uso de los claroscuros y la niebla, logrando una labor sensacional que está repleta de matices que te transportan con un notable resultado. La música es turbadora e inquietante en las escenas oportunas para dar un toque hipnótico y conspirador al film, ya que sus sonidos intensos y penetrantes ayudan a que la trama cale más en el espectador. Los planos y movimientos de cámara consuman un magnífico trabajo técnico a través del uso de la cámara en mano continua para añadir desconcierto, primeros y primerísimos planos, panorámicos, plano-contraplanos, ralentizados o acelerados según la acción para enardecer la violencia, detalles, steadycam y cenitales que exprimen lo mejor de las interpretaciones y su entorno. Cabe señalar también, los efectos visuales que exaltan la violencia y la sangre en las escenas de lucha.
Las actuaciones son profundas y deslumbrantes del primero al último. Como protagonistas Michael Fassbender está culminante en un enorme papel con oscuridad psicológica y Marion Cotillard sorprende a todos con un papel sobresaliente que se aleja de su arquetipo más habitual por plasmar a una mujer manipuladora y persuasiva, siendo notables los acompañamientos de David Thewlis, Elizabeth Debicki, Jack Reynor, Sean Harris y Paddy Considine entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones alusivos de la época y el lugar en una excelente labor que junto con los decorados y exteriores meten al público en una atmósfera turbia y recóndita.
El guion, escrito por Todd Louiso, Jacob Koskoff y Michael Lesslie y basado en la conocida obra de William Shakespeare, está muy logrado y se coloca como un ejemplo de buen cine y mejores interpretaciones que colman las expectativas de los cinéfilos más exigentes con un ritmo y una ambientación tenebrosa que absorbe al espectador y lo mantiene absorto aún sabiendo su desenlace, haciéndolo disfrutar de lo lindo con su remarcable desarrollo. Esto se lleva a cabo con una narrativa reflexiva y clásica que es explicativa al principio, marcando mucho la lírica con sus palabras antiguas y sugerentes de la obra de Shakespeare y que usa a veces la voz en off del protagonista para dejar claro su intención conspiradora, siendo esto de lo mejor del film. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que se toma su tiempo en ir exponiendo la trama al marcar un ritmo majestuoso que atrapa al público más paciente.
En definitiva, la considero una obra esencial dentro de las que plasman las grandes obras literarias de la historia que logra un trabajo turbador por la atmósfera que crea y la inquietud que trasmite al público, logrando que sea un film notable que cautivará a los cinéfilos más exigentes. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a Macbeth, en un film digno de elogio y construido a la antigua usanza por estar bien trabajado hasta el más mínimo detalle y dejar marca en el espectador que se aventure a descubrirlo.