Lolita de Stanley Kubrick, es un drama romántico basado en la novela de Vladimir Nabokov. Dirigida con un ritmo pausado, es atrevida y valiente, rodada a su modo particular y subjetivo de hacer cine, realiza un trabajo astuto y correcto, aunque un poco largo de ver.
El guion, adaptado de la novela del mismo nombre, es atractivo y sustancioso, en ocasiones incluso jocoso, y desde luego comprometedor, pernicioso e incitador. Usando una narrativa en off del protagonista durante todo el film, con una voz afable, explicativa a y alusiva a la trama.
Las actuaciones, sin tener excesivo brillo, son acertadas y oportunas en el caso de James Mason, y sensual, seductora e inherente Sue Lyon. Shelley Winters está aceptable y adecuada para su papel, y Peter Sellers realiza un gran trabajo con carisma y esplendor. Usando para ello una buena labor de diálogos espontáneos y naturales, además de ágiles y dinámicos.
Para concluir, merece la pena destacar una fotografía en blanco y negro, eficiente y trabajada en detalles, que saca lo mejor de unos vestuarios elegantes y distinguidos, además de evocadores a la acción. Y la música, que es clásica y melódica, además de bella en su acompañamiento en los momentos oportunos sin ser excesiva.
En definitiva, un film digno de ver en la filmografía de Kubrick, y la mejor adaptación cinematográfica que se ha hecho de la obra de Nabokov. Que cumple con su cometido incitador y sustancioso, que gustará a todos los públicos que busquen obras provocadoras, bien dirigidas y adaptadas, de una inolvidable novela.