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Voto de Elcinederamon:
10
Drama Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los soldados supervivientes, algunos con taras físicas, regresan a los Estados Unidos. Aunque al principio se les trata como héroes, poco tiempo después comienzan a verse marginados. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los mejores años de nuestra vida de William Wyler, es un drama basado tanto en las discapacidades físicas, como en el problema de adaptación que sufren los soldados a la vuelta de la guerra. Dirigida con un ritmo tranquilo, se toma su tiempo en presentar los personajes, y lo hace de un modo personal y sincero, realizándola de modo asombroso y extraordinario, además de inteligente y excepcional, y siendo definida de forma soberbia y magistral.
La fotografía, es sugerente y sensacional, por ser bella y agraciada, y con imágenes confortantes y encantadoras, que son maravillosas y lumínicas, aún siendo en blanco y negro. Y la música, es hermosa y emotiva, siendo eficiente en su acompañamiento del film durante casi toda su duración, con sonidos melódicos y tranquilizadores, siendo muy acertados en los momentos usados, para exaltar el sentimiento del espectador.
Las actuaciones, son naturales, espontáneas y cautivadoras. Con Dana Andrews con carácter, personalidad y convicción, Fredric March intachable y sentido en su labor , Harold Russell fascinante y con brillo propio, siendo la primera persona en ganar 2 oscars por un mismo papel. Y destacando también a Myrna Loy innata, sencilla y acertada, y Teresa Wright encantadora y sincera. Con vestuarios y caracterizaciones estéticamente sugerentes y detallados a cada uno de sus personajes.
El guion, es entrañable y cercano, por ser agradable y emotivo, además de realista y verosímil. Argumentado de modo extraordinario y portentoso, tiene toques pesimistas y desesperanzados debido a la dificultad de los soldados por acoplarse de nuevo a la sociedad, y es grandioso y excepcional en su adaptación al cine. Y el montaje es lineal, anímico y psicológico, del cual, no sobra ni un minuto de sus casi 3 horas de duración.
Y para concluir, cabe resaltar los planos y movimientos de cámara sobrios y elegantes, elaborados con seriedad y acierto, sin florituras. Por lo que, en definitiva, la considero una obra maestra del maestro William Wyler, por ser maravillosa y emotiva, sincera y enternecedora. Y desde luego, recomendable por su dirección, guion adaptado, actuaciones, fotografía, música, montaje y narrativa que la hacen única y necesaria, no solo para cualquier cinéfilo de cine clásico, sino para todos en general, por estar llena de esperanza y ánimos de vida, para los que no estén pasando por un buen momento.
Elcinederamon
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