Sombras y niebla de Woody Allen, es una comedia de intriga que hace guiños al expresionismo alemán de la década de los años 30. Dirigida con un ritmo tranquilo y paulatino, y con los habituales toques dialécticos de humor del director mezclados con intriga, consiguen hacer un film con una atmósfera lúgubre y austera que llama la atención en su visionado. Realizada de forma capacitada y diferente, tiene un resultado perspicaz y admirable que gusta ver.
La fotografía en blanco y negro, con buen uso de los claroscuros, es sombría y oscura, con imágenes sensacionales y bellas que maravillan por ser recónditas y misteriosas. La música es clásica, usada al principio y al final del film, imitando las canciones de cine mudo de la época, con sonidos alentadores y cautivadores que arrollan por su intriga. Y los planos y movimientos de cámara, usa el seguimiento, voyeur, reconocimiento, primeros planos, barrido, subjetivo, primera persona y cámara en mano, en un notable trabajo técnico.
Las actuaciones, son cumplidoras y convincentes, en un amplio elenco actoral de caras conocidas contando con Woody Allen, John Malkovich, Mia Farrow, Madonna, Kathy Bates, John Cusack y Jodie Foster entre muchos otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y sugerentes, que son apropiados al igual que los luctuosos decorados, que complementan una notable dirección artística.
El guion, escrito por el mismo director, es intrigante y misterioso, además de algo inquietante y cómico por sus toques descabellados. Argumentado de modo enigmático y confuso por momentos, tiene una buena dosis de interés para el espectador, aunque sin brillo ni profundidad al completo. Y está llevado a cabo, con una narrativa insidiosa y enigmática, que es usada con un lenguaje equilibrado e insinuante, que es correcto de principio a fin.
En definitiva, la considero una obra interesante pero prescindible en comparación con otras cintas más notables del director. Ya que, aunque tiene momentos intrigantes y apasionantes, es en líneas generales bastante lineal. Recomendable por sus actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos, vestuarios y narrativa que convierten a Sombras y niebla, en un film cumplidor con una atmósfera inquietante y amenazadora, aunque desde luego bastante lejos de otras películas más reconocidas y brillantes del director.