Sólo se vive una vez de Fritz Lang, es un drama de cine negro inigualable. Dirigido con un ritmo rápido y un montaje preciso, contiene un gran mensaje en su interior, y cala en el espectador de forma sincera, dando como resultado un trabajo impecable y admirable con un final de los que dejan una huella imborrable.
Las actuaciones son soberbias, con un Henri Fonda sobresaliente y con gran personalidad, totalmente convincente y brillante, al igual que Sylvia Sidney que está literalmente espléndida y deslumbrante, realizando una interpretación emotiva y remarcable. Con una narrativa tanto visual como escrita clásica y perfecta, expresando con claridad la intención del director.
El guión, es más que interesante, llegando a ser provocador e inquietante, con un argumento muy bien trabajado para absorber y penetrar en el espectador de forma conmovedora. Y lo acompaña magistralmente como es costumbre en las películas de Lang, una música inquietante en ciertos momentos de tensión, y bella y melódica en los momentos de amor de la pareja protagonista, aumentando el sentimiento del espectador.
Cabe mencionar por último también, la fotografía con excelente uso de los claroscuros, que es competente y está estéticamente trabajada al detalle. Por lo que sin duda, es un clásico de cine negro inconmensurable, de los que dejan huella, recomendable para todos aquellos seguidores del cine negro de Lang, con grandes guiones y argumentos resueltos de forma brillante, con enormes actuaciones y finales inolvidables.