Las noches de Cabiria de Federico Fellini es un drama neorrealista basado en la prostitución. Dirigida con un ritmo vigoroso y con el estilo propio y particular del director, es una obra que toma como base la prostitución de una joven ingenua que olvida con facilidad las humillaciones a la que es sometida, cautivando al público con su inocencia y carácter que hace emotiva la trama y encanta a los seguidores del género y el director, concluyendo una cinta notable y agradable de ver que muestra varios detalles sentimentales que no pasan desapercibido. Realizada de forma maravillosa tiene un resultado espléndido que merece la pena ser descubierto.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros y es evocadora a los bajos fondos, concluyendo una labor hermosa y cuidada en detalles que la vuelven magistral. La música es variada en sus sonidos clásicos, pasando de emotiva y melódica a rítmica y sugerente según la acción, gracias de nuevo a la mano experta de Nino Rota. Los planos y movimientos de cámara consumen un soberbio trabajo técnico bien cuidado a través del uso del seguimiento, generales, primeros planos, cámara en mano, avanti, retroceso y reconocimiento dinámico que da cierta velocidad al film.
Las actuaciones son fidedignas y verosímiles. Como protagonista absoluta Giulietta Masina está sensible y destacable en un sincero papel, siendo convincentes los acompañamientos de François Périer, Amedel Nazzari, Aldo Silvani y Franca Marzi. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios humildes y sugestivos según el personaje, ya sean elegantes o característicos de prostitutas, marcando la clase social de cada uno y que, junto con los pertinentes decorados ya sean carentes u ostentosos, te transportan in situ a la trama.
El guion, escrito por el director junto con Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, es agradable y enternecedor, yendo de menos a más y confeccionando una historia verosímil para su momento que incita al público, dando tristeza y absorbiendo al público, al que le hace sentir la pena de la soledad de una inocente prostituta de la que se aprovechan una y otra vez, y que sin embargo, y a pesar de eso, no pierde la sonrisa. Esto se lleva a cabo con una narrativa expresiva que al ser algo vulgar y sencilla es evocadora y adecuada según su personaje.
Para finalizar, la considero una de las obras esenciales e indelebles de Fellini, que penetra en el público con sinceridad y pena a base de cine neorrealista italiano, ese que con tanta efectividad profundizaba en el corazón de todos aquellos dispuestos a dejarse llevar por el cine clásico del bueno. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que vuelven a Las noches de Cabiria, un film enternecedor y realista sin más pretensiones que enternecer al público con la bondad y el buen corazón de la protagonista.