Surcos de José Antonio Nieves Conde, es un drama español neorrealista, basado en una familia que emigra del campo a Madrid en la posguerra para mejorar su vida. Dirigida con un ritmo gradual y dinámico, muestra las dificultades de las familias que se buscaron la vida en la capital en tiempos de miseria, y lo hace modo personal y admirable, llegando a enternecer y sobrecoger al espectador. Realizada de manera verosímil, tiene un resultado provocador y emotivo que hace de ella un film notable y arrollador.
La fotografía en blanco y negro, hace gran uso de los claroscuros, y es evocadora y bella a la época y lugar en cuestión, con imágenes atractivas y llena de matices que te transportan. La música, es clásica y nostálgica, con sonidos alentadores y sugerentes que conmueven y dan sentimentalismo a una historia triste, con melodías apropiadas en un buen acompañamiento. Y los planos y movimientos de cámara, utiliza con oficio los travellings, primeros planos, detalle, reconocimiento, generales y avanti escalonado, en un sobrio y notable trabajo técnico.
Las actuaciones, son creíbles y auténticas, contando con las señaladas interpretaciones de Luis Peña, María Asquerino, Francisco Arenzana, Marisa De Leza, Félix Dafauce, Francisco Bernal y Marujita Díaz entre muchos otros. Para los cuales emplea, unos vestuarios y caracterizaciones humildes y carentes por un lado, y formales y elegantes por otro, marcando claramente las diferencias de clases sociales.
El guion, escrito por el mismo director junto con Gonzalo Torrente Ballester, es apasionante por su gran dosis de realismo, y tiene un argumento atractivo y verosímil, que incita al espectador con una trama excepcional llena de desilusión, e incluso con momentos estremecedores que dejan patente los malos tiempos en los que está ambientada. Y lo lleva a cabo con una narrativa, que es clásica y sugerente, además de pesimista y desmoralizadora en un lenguaje sencillo y expresivo.
En definitiva, la considero una obra imperecedera e imprescindible, de un cine español basado en dramas de la posguerra y sus sobrecogedores experiencias llenas de crueldad, que absorbe al público y lo hace partícipe de una no muy lejana y demoledora realidad. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, vestuarios y narrativa que hacen de Surcos, un film soberbio y de visión obligada, para todos los cinéfilos amantes del más puro y emotivo neorrealismo fílmico.