Hannibal de Ridley Scott es un thriller de terror secuela de la famosa cinta El silencio de los corderos, en la que el famoso doctor Hannibal Lecter se encuentra en Italia y es buscado tanto por Clarice Starling como por Mason Verger, que es una de las víctimas de Lecter que aunque no murió, acabó terriblemente desfigurado. Dirigida con un ritmo solemne y con un estilo que no plasma el de la obra original fielmente ya que es más evidente en la violencia y menos tenebroso en la tensión que crea, es una obra sin embargo absorbente que crea gran expectativa durante su visionado, yendo de menos a más y basándose más en la violencia y la sangre fría que caracteriza al asesino en cuestión hasta alcanzar un digno final que no defrauda, aunque tampoco está al altísimo nivel de la primera entrega.
La fotografía es bella al estar cuidada en detalles evocadores a cada lugar y por supuesto también estimulante al mostrar las imágenes siniestras e impactantes que dejan desconcertado al espectador en alguna escena del film. La música clásica acompaña con sus melodías el film cuando la acción es tranquila, siendo el resto inquietante y turbador cuando se hace patente la amenaza con sus tonos insidiosos, cumpliendo con un sutil acompañamiento gracias a la mano experta de Hans Zimmer. Los planos y movimientos de cámara confeccionan una magnífica labor que saca lo mejor de la acción y su entorno mediante el uso de los subjetivos, avanti, grúas, reconocimiento, primeros planos, seguimiento y rotación que sacan lo mejor de la historia. Cabe destacar también, los efectos visuales espeluznantes que enardecen la sangre y las vísceras que caracterizan al singular y conocido asesino en serie ficticio.
Las actuaciones son excelentes y con personalidad. Como protagonistas Anthony Hopkins interpreta en la misma línea de la saga, con frialdad e indolencia en un brillante papel, Gary Oldman está remarcable en una labor concluyente como es normal en él y Julianne Moore está cumplidora y decisiva en la difícil tarea de continuar el mítico papel de Clarice Starling, siendo convincentes los acompañamientos de Ray Liotta, Giancarlo Giannini, Zeljko Ivanek y Frankie R. Faison entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios sugestivos a cada personaje según su país o profesión y alguna caracterización sobrecogedora y trabajada para sobrecoger al espectador.
El guion, escrito por David Mamet y Steven Zaillian y basado en la novela de Thomas Harris, es absorbente y desde luego una interesante continuación de una película única, una de esas que nunca pasan de moda por su calidad cinematográfica, historia e interpretaciones, razón por la cual esta cinta fue tan esperada. Pero sin embargo, aún siendo penetrante y con momentos de buena intriga, no llega al nivel excepcional de su predecesora, concluyendo una película notable y necesaria para continuar la historia pero que es la más floja de todas. Esto se lleva a cabo con una narrativa insidiosa y equilibrada, que es intachable en su lenguaje oscuro y tenebroso para atrapar eficazmente al espectador.
Para finalizar, la considero una obra destacable y esencial para continuar la historia aunque no sea tan atractiva como el resto de la saga, llevando a cabo una intrigante y absorbente trama que gustará en varios aspectos a los amantes de la historia pero que se centra más en las crudas muertes sanguinarias del conocido doctor que de la historia en sí. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, efectos, planos, movimientos de cámara, caracterizaciones y narrativa que convierten a Hannibal, en una digna continuación pero que no está al nivel sobresaliente de la primera entrega.