Rashomon de Akira Kurosawa, es un drama de intriga, considerado por muchos como un film de culto. Dirigida con un ritmo vigoroso, es algo confusa y enredada por las diferentes versiones de una historia que dan los distintos personajes, y es original y distinta para la época en que se rodó, con resultado admirable, portentoso y maravilloso.
La fotografía, en blanco y negro, es estimulante y con un gran uso de los claroscuros, resaltando la climatología adversa, las ruinas de un templo y la naturaleza. Y está acompañada por una música inquietante y turbadora, y a veces intrigante, bella y hermosa según el momento de la historia.
Las actuaciones son sobrias y señaladas. Con Toshirô Mifune como protagonista y centro de la historia, hilando un gran papel con carácter y energía, Machiko Kyô muy apropiada, emotiva y con oscuridad psicológica, y Takashi Shimura sentido y creíble, destacando también la labor de Masayuki Mori. Y empleando unos vestuarios artísticamente elaborados y alusivos a la época, muy detallados según el personaje.
El guion, del mismo director junto con Shinobu Hashimoto, cuenta una trágica historia, pero narrada desde la perspectiva y supuesta verdad de varios personajes, argumentada de forma interesante y atractiva para el público, dando mucha intriga y incitando al espectador a deducir quién dice la verdad, con definición soberbia y arrolladora. Usando una narrativa en off de varios de los personajes, contando la historia a su manera.
Para finalizar, destacar positivamente los planos y movimientos de cámara bien elaborados en las escenas, usando el detalle, seguimiento, travellings, avanti y retroceso, reconocimiento, primeros planos y rotación, dejando claro su perfeccionismo al plasmar las historias. Y también el montaje, con inteligente uso de flash-back para ponernos en situación de todos y cada uno de los testimonios, y su punto de vista.
En definitiva, la considero una obra esencial e imprescindible en la filmografía del director. Por ser una historia distinta, entretenida y cautivadora, tanto para los seguidores del director, como para el público en general. Por lo que es bastante recomendable, tanto en la profundidad de la crónica, como en la reacción que provoca en el espectador.