El mundo nunca es suficiente de Michael Apted es un film de acción y aventuras basado en el famoso espía inglés del MI6 James Bond, que en esta ocasión investiga la muerte de un magnate del petróleo y que hace de guardaespaldas de su hija que ha heredado toda su fortuna porque se siente culpable de la muerte de su padre. Dirigida con un ritmo vigoroso que no da respiro y con el estilo característico del Bond Pierce Brosnan, es una obra atractiva y bien trabajada en la acción aunque no tanto en su trama, manteniendo con ello al público eficazmente absorto de sus escenas emocionantes repletas de acción y satisfacer así a todos sus incondicionales que busquen más el movimiento que la intriga, concluyendo una digna película que sin ser remarcable cumple bien con lo que se propone.
La fotografía es lumínica y evocadora de cada lugar en una tarea competente y repleta de detalles portentosos que apasionan en la acción y muestra también imágenes bellas y agraciadas. La música es enardecedora y estimulante en sus evocadores sonidos de la saga que arrollan al público, mostrando también sonidos melódicos e inspiradores que acompañan la acción de forma sensacional. Los planos y movimientos de cámara consuman una notable labor técnica mediante el uso del avanti, retroceso, seguimiento, cámara en mano, steadycam, aéreos, subjetivos, generales, plano-contraplanos, panorámicos, reconocimiento, travellings, rotación, circulares, ascendentes, descendentes y detalles que sacan lo mejor de las interpretaciones y la acción. Cabe señalar también, los efectos visuales y de sonidos espectaculares que añaden emoción en las escenas claves.
Las actuaciones son competentes y cumplidoras pero sin brillo. Como protagonistas Pierce Brosnan está sobrio y carismático a la vez que certero en su papel, Sophie Marceau trabaja con oscuridad psicológica, Denise Richards está sensual y adecuada y Robert Carlyle contundente y persuasivo, siendo buenos los acompañamientos de Judi Dench, María Grazia Cucinotta y Desmond Llewelyn entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes e impolutos por un lado y sugestivos de cada personaje según su procedencia en una cuidada labor estética que junto con los decorados y exteriores te transportan in situ.
El guion, escrito por Neal Purvis, Robert Wade y Bruce Feirstein y basado en el personaje de Ian Fleming, tiene escenas apasionantes y una trama decente pero que no mantiene todo el rato al espectador entretenido y lo deja a su suerte, logrando solo convencer a medias con una historia que aunque amena podría haber sido mejor y lucir algo más la trama, ya que la acción si cumple visualmente con su cometido. Esto se lleva a cabo con una narrativa insinuante y equilibrada que es sugestiva del personaje en una intachable labor que vuelve a tener sus diálogos burlones y ocurrentes característicos de Bond. Cabe destacar también, el montaje seguido y acompasado que mete a buen ritmo gran historia en dos horas de duración sin hacer el film pesado.
En definitiva, la considero una obra buena y decente de 007 que no deslumbra ni llega al nivel de las mejores pero que no decepciona a los incondicionales de Bond, ya que tiene todo lo necesario para entretener tanto en su trama como en su acción, aunque ninguna de las dos logran hacer del film algo notable. Recomendable por su dirección, guion, fotografía, música, montaje, efectos, movimientos de cámara, vestuarios y diálogos que hacen de El mundo nunca es suficiente, una película buena pero no brillante que puede ser vista pero cuyo visionado pasa sin pena ni gloria.