Las normas de la casa de la sidra de Lasse Hallström es un drama romántico basado en un joven que ha sido criado en un orfanato al amparo de un médico que le enseña su profesión para que lo suceda, pero este prefiere viajar y conocer mundo al conocer a una joven pareja. Dirigida con un ritmo mayestático y con un estilo íntimo y personal que lleva a cabo una historia triste y hermosa a la vez, es una obra maravillosa en su trama que se centra en las relaciones humanas que son el verdadero fuerte del film, cautivando al público amante de los buenos dramas llevados a cabo con el corazón e inteligencia, concluyendo uno de esos bellos films que sobreviven notablemente el paso del tiempo.
La fotografía es evocadora a la época gracias a unas imágenes espléndidas y confortantes que dan encanto al film, ya que estas son estéticamente armoniosas y apropiadas para el película. La música es melódica y emotiva en un dulce acompañamiento que agrada escuchar por su profundidad y melancolía para añadir más belleza si cabe al film. Los planos y movimientos de cámara consuman un excelente trabajo técnico mediante el uso del avanti, retroceso, generales, plano-contraplanos, seguimiento, subjetivos, primeros planos, voyeur y grúas que sacan lo mejor tanto de la historia como de las interpretaciones.
Las actuaciones son señaladas y remarcables aunque en algunos aspectos mejorables. Como protagonistas Tobey Maguire trabaja de forma acertada pero sin brillo, Charlize Theron está sensible y sentida en su labor y Michael Caine esta deslumbrante en una tarea con carácter propio por la que obtuvo el oscar, siendo convincentes los acompañamientos de Delroy Lindo, Paul Rudd, Jane Alexander y Kathy Baker entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos al personajes según su profesión y la época en cuestión, en una estupenda labor que junto con los pertinentes decorados te transportan in situ.
El guion, escrito por John Irving y basado en su propia novela, obtuvo el oscar en la categoría de adaptado por mostrar con mucha maestría una obra cercana y realista en la que no brillan grandes sucesos, sino una historia sencilla y admirable por la gran humanidad que muestran sus personajes, que quedan con mucha naturalidad al descubierto para ser disfrutado por el público como una de las más hermosas obras adaptadas de los 90. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off explicativa al principio con tono clásico y afable que agrada escuchar. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido con un flash-back al principio que sitúa al espectador en la historia.
Para finalizar, la considero una obra imperecedera e insustituible dentro de los dramas adaptados de hermosas novelas que cautivan con su belleza a todo aquel que se siente a disfrutarla, ya que concluye uno de los films más enternecedores y maravillosos de los 90 que sobrevive eficazmente en calidad y mensaje a través del tiempo. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que vuelven a Las normas de la casa de la sidra, un film esencial, profundo e inmenso en su naturalidad y belleza, que es de visión obligada para todos aquellos amantes de los buenos dramas.