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México México · Xalapa
Voto de Brianda:
10
Drama Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
3 de septiembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las bienvenidas cinematográficas al siglo XXI más contundentes. La actriz Ellen Burstyn, que había sorprendido antes por su papel como la madre de Regan en El Exorcista (1973), nos recuerda que fuera de lo sobrenatural, en el terreno de lo cotidiano, bien puede instalarse a sus anchas el terror. Me pregunto qué habrá sentido Julia Roberts al ver que le arrebató el oscar a una actriz de esta talla. Con todo, la decadencia física y espiritual será protagonizada en réquiem no sólo por Ellen, sino por cada uno de los personajes. Todos tienen en común elegir el sueño de lo sagrado, ir en contra de la monotonía de ser un ciudadano promedio. Esa realidad compartida por millones es la que no soportan y de la que huyen por medio del consumo de ilusiones (aparecer en un programa de televisión, destacar para hacer feliz a una madre, diseñar ropa interesante) y de drogas que faciliten la tarea. Una paz ruidosa, un éxtasis que no duda en cobrarles factura. El juego de estaciones y, por lo tanto, de luz; el soundtrack como anillo al dedo de la mano mutilada, así como los síncopes y la división de la pantalla que permite ver al unísono qué ocurre a cada personaje, convierten esta contemplación en una sobredosis capaz de afectar hondamente al espectador si este lo permite olvidándose de que únicamente está viendo "una película". Tendría que ver toda la filmografía de Aronofsky, pero me atrevo a decir que Réquiem por un sueño tiene un lugar especial por ser un retrato generacional que permite vislumbrar el peligro de las metamorfosis que acechan a la juventud y las edades donde la soledad es regla, una advertencia que como hemos comprobado se ha dilatado como la pupila de sus protagonistas. Las drogas y la tecnología perfeccionan su carácter trágico e insustancial. Para los que la han visto de principio a fin, para los que la dejaron porque los abrumó, Réquiem por un sueño es una película que nos recuerda que vale más un vértigo de imágenes cargadas de angustia que mil palabras. Ese silencio, esa tensión que guardamos como espectador, es el recordatorio de nuestra complicidad.
Brianda
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