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México México · Xalapa
Voto de Brianda:
7
Intriga Durante la Segunda Guerra Mundial, ocho supervivientes de un barco que ha sido torpedeado comparten un bote salvavidas. También recogerán a un nazi que está a punto de ahogarse, lo que provocará diversas tensiones entre los tripulantes.
22 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Toda persona es inocente hasta que se demuestra lo contrario”. Esta frase, escrita en algún rincón del guión, podría ser el eje central del film. Hitchcock nos cuenta una historia sobre la guerra en un lugar apartado y condenado al movimiento: el mar. Los ocho sobrevivientes de una explosión provocada por el ingenio nazi van despojándose de sus máscaras en el naufragio. Las etiquetas no parecen frutos del azar, el personaje principal Constance Porter (Tallulah Bankhead) representa la elegancia del mundo de las apariencias, la necesidad de sacarle provecho y fama a todo suceso: grabar en una cinta el momento de la explosión, escribir una novela o artículo sobre el naufragio, convertirse en la estrella del desastre.

El reparto es una estrategia cuya finalidad es el contraste. La incomodidad y el suspenso comienzan cuando dos manos se aferran a la borda del bote, manos desconocidas que al ser rescatadas resultan pertenecer a un capitán alemán que habrá de cambiar el rumbo de la historia. Las interpretaciones políticas pueden ser muchas, en una entrevista el cineasta habla de la intención de mostrar las dos fuerzas que en ese tiempo movían al mundo: la democracia y el nazismo. La primera en desorden, la segunda firme en sus convicciones, poderosa por su ‘espíritu de unidad y decisión’. Una crítica inspirada en el deseo de transformación, en el ataque consciente contra un enemigo complejo que requería atención y cuidado. Pero, dejando de lado la intención histórica, la estética del film supone la majestuosidad de los detalles: los objetos flotando en el agua con ese aire ausente, la localización de la cámara (todo el tiempo dentro del bote salvavidas, dejando como fondo el ilusorio movimiento de las olas y la metamorfosis del cielo, imágenes recreadas puesto que casi todo el rodaje se llevó a cabo en los estudios Twenty Century Fox), el close-up enfatizando los rostros de los personajes y convirtiendo a ratos en confesión las historias personales de cada uno. Las piezas embonan en este rompecabezas que encierra caos y enfrenta a los náufragos, en su necesidad de armarlo para salir de este atolladero, a decisiones morales como quién es capaz sin brújula de guiar un barco, quién tiene en sus manos el conocimiento necesario para salir de cualquier contratiempo ¿uno sólo ha de saber la respuesta o tendrán que inventársela entre todos?

El laberinto permanece en silencio, apenas el ruido del mar y las voces desesperadas y elocuentes: Hitchcock decide privar de banda sonora y colores a la cinta, a cambio nos compensa con un humor ácido y trajes hechos a la medida de los personajes (ninguno de seda más fina que el de Constance Porter), si hay que reprocharle algo es quizás el final, pero ha de ser el espectador quien diga para sí mismo la última palabra, pues es bien sabido que hay que contar con retorcidos modales para ir contando así como así el desenlace de una historia.
Brianda
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