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España España · El Bierzo
Voto de Ambu:
9
Terror Una mujer desea fervientemente que su hijo que falleció en Vietnam, regrese a la vida. Al regresar al hogar, su conducta es rara, se lo ve muy compungido, distante y abstraído. Andy no come, no quiere que los demás sepan de su regreso y se pasa todo el día meciéndose en la butaca de su habitación o en el patio... lo malo es que necesita sangre para sobrevivir. Cruel y demoledora metáfora sobre la guerra del Vietnam y las consecuencias ... [+]
8 de septiembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el clásico relato corto “La pata de mono” de W.W.Jacobs, unos padres utilizan un amuleto mágico “de los deseos”, para rogar por el regreso de entre los muertos de su hijo, fallecido en accidente (muchos recordarán un famoso episodio de “Los Simpson”, pata de mono incluida). En el comienzo de “Crímen en la noche”, escuchamos las plegarias de una madre para que su hijo Andy vuelva con vida de Vietnam, justo cuando las imágenes congelan el frame del instante de la muerte del muchacho (no hay talismán… ¿se supone algún influjo “mágico” por coincidencia temporal de ambas situaciones?); todo con fondo sonoro estridentemente sobrecogedor, no menos que el siguiente recorrido de… por supuesto, la vuelta a casa. La película sigue donde el relato se cortaba, de forma preventiva, ante el súbito terror que asaltaba a los padres.
De más evocador título original “Death Dream” (también “Dead of Night” y “The Night Andy Came Home”), este canadiense film es la Obra Maestra de Bob Clark y un más que posible, diré que seguro, título en mi Top Ten del género terrorífico. Aunque el film funciona primariamente como un drama muy oscuro y claustrofóbico, descripción de los escombros dejados por aquella guerra en la moral americana, la disolución del núcleo familiar: de una recuperada felicidad en principio, al progresivo enrarecimiento del ambiente en la casa, la madre en su obstinación seguirá sin “ver” nada, pero el padre empezará a no aguantar el extraño comportamiento del retornado; todo lo cual no es ni extraño ni spoiler que no acabe de forma halagüeña. Drama relatado de forma perfecta, que no es óbice para que el film (y gran virtud) funcione simultáneamente y de igual excelsa manera como turbio film de género: la atmósfera siniestra, desde el prodigioso arranque pasando por el ya “accidentado” viaje de regreso del chico; Andy inquietantemente sentado a oscuras, balanceándose en su mecedora; los arranques violentos (el perrito de la familia…), toda la extraordinaria secuencia del asesinato, “el doctor y la sangre” (muy similar a una del posterior “Martin”) o el climax final, que quizá se va una pizca de las manos, pero la terrible y demoledora resolución en el cementerio bien lo vale (maquillaje de un Tom Savini en su primer trabajo). Metáfora sobre las consecuencias internas USA de Vietnam y película psicológica de ¿zombi / vampiro? conviven con soltura.
La puesta en escena de Clark (que sorprenderá a quien solo conozca su “Porkys”) consigue una recargada atmósfera sombría (“sucia” fotografía, en un buen sentido), que -como se suele decir- casi se corta con un cuchillo, con un ajustado e intuitivo gusto por la planificación “ de lo siniestro”(que se estilizó más en el inmediato film de Clark: “Navidades Negras (1974)”); y el director también narra con fuerza el maltrecho estado, las latentes cuitas, de las relaciones personales de los habitantes de la casa familiar; y sirve con eficacia a un guión apoyado por un notable reparto, en especial John Marley y Lynn Carlin (los padres), conocidos ambos por el “Faces (1968)” de John Cassavetes; y buenos cumplidores Richard Backus como Andy y Anya Ormsby como su hermana. Uno de los films de horror con carga dramática más intensa (y malrollera). Clásico a recomendar y visionar de forma inexcusable.
Ambu
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