Servidor, en una búsqueda del conocimiento sobre el séptimo arte, inició hace cosa de un año un viaje, en el que he podido ir viendo muchas de las consideradas obras maestras del cine. Debido a mi juventud, he de decir que tiendo a las películas más recientes, pero de vez en cuando me decido por un clásico de toda la vida, una de esas creaciones que no necesitaron de ningún otro recurso que no fuera el talento de los que intervinieron en ella. Y con esta clase de películas alucino al ver la calidad del material.
Pero pasemos al caso que me ocupa, y es que viendo las expresiones, los movimientos, la vida que toman los personajes (magistral Bette Davis), combinados con una dirección e historia ambas excelentes, me sentí estúpido por discriminar en cierto sentido al cine en blanco y negro, y no hablo solo por mí, sino por toda mi generación. Así que no se pierdan este film, que además considero imprescindible para cultivar un poco el sentido del gusto por la buena interpretación. Demasiadas veces se ve alcanzar cotas inmerecidas de fama a nombres que no llevan asociada calidad, aprendamos (hablo en nombre de los que nos queda mucho por ver) a distinguirlos.