Inspirada en derechos reales, perdón en hechos reales y sobre derechos feministas. “Ciudad del silencio” habla sobre maquilladores, jornadas duras de trabajo sin un Zara cerca, el diablo y querer formar parte de ese cine llamado ‘ONG’. La película podría resumirse en cruce inenarrable de “Único testigo” y una subtrama policial de infiltración (no a la policía, que está corrupta) y la frase del millón:
- ¿Te gusta la música?
- Sí, es Juanes. Me gusta mucho.

El problema es que la denuncia y lo que quiere contar es tan válido que se piensa que el mero hecho de darnos un discurso es suficiente… pero, ¿el medio? Los medios son mediocres: tanto a nivel dramático, técnico (esos efectos de video y sonido como si fuese un filme de terror). Giros del guión entre lo previsible… y la absoluta incredulidad.

Momentos sublimes: «La gente como tú no debería existir en este mundo». No sé en que mundo vive la Lopez pero los responsables de este tipo de engendros deberían plantearse si es la mejor manera de denunciar las cosas tan tremendas y necesarias que cuentan.
Aunque el guión está sin pulir y son hojas de papel higiénico barato tiene algún detalle interesante como que el 'diablo' regresa al infierno.