Más que en la biografía de la faraona se han basado en las revistas del corazón… Mucho zorroneo y poco escenario… Del alterne (sin chechu) por delante ni por testigo ni por faraón.
El misticismo aquí se desarrolla en bragas de encaje y faimiliar-coraje para traer lentejas a los platos de sus familiares. Amores de juventud y potencia sin control con límite de castañuelas, tan bigger como su inocente frente al fisco. Mucho antes la controversia que general el filme de Miguel Hermoso no hace para nada justicia a su figura sino a su creación.
Resumamos “Lola, la película” como algo tan pasional como una fabada sin bicarbonato.

Años 30, Cádiz. Lolita quiere ser Lola y chispar a media España con su baile. Chispar, chispar… chispa de momento a un Caracol muy baboso y que se sube y mete por todas partes. Pero ella quiere aprender inglés y salir en películas de Ed Wood. Ay, penita, pena… pero hace falta money pa’ montar un espectáculo. Cuando un mecenas te quiere echar un par de docenas se abren las piernas del negocio y la que era consentida ahora es jefa y socia. Los caracoles siguen igual de babosos… sobre todo uno si es grande y con mala hostia. Pero si el caracol te falla lo mejor es darse a la pescadilla…

Que el conflicto del personaje sea formar una familia y Lola no se drogue como Johnny Cash o Camarón, se quede ciega como Ray Charles ni se enrolle con algún político del momento hace que este biopic de el cante. No es de extrañar que las hijas de la faraona salieran del pase privado que les ofrecieron a los cuarenta minutos. Seguramente porque esta película daba pena, penita, pena.