“Situación desesperada” forma parte de esas películas bélicas que crecieron como hongos como el technicolor. ‘Hasta ahora pensábamos que un japonés bueno era un japonés muerto… ahora esta situación ha cambiado’. Gran frase. Tarda veinte minutos previos en dar una visión de los personajes y una confluencia de secuencias documentales ante la falta de medios. Mucha proyección trasera para evitar el exterior y esos clichés de producción que no podía permitirse demasiados costes.

Pero luego llegan cosas interesantes: esa cueva, un soldado ciego, ese enfrentamiento no bélico entre soldados americanos y prisioneros japoneses.
Y hay algo que una película, como la que propone Lewis Milestone, que sienta bases conocidas sobre su lado más antibélico. Alegato o no, “Situación desesperada” no es “Sin novedad en el frente” pero comparte su herencia de discurso humano frente al horror.

“Situación desesperada” podría enlazar con “Cartas desde Iwo Jima” de Eastwood por esa habilidad de dotar de humanidad a los oficiales y soldados japoneses apresados por los americanos e incluso posee cierta ironía en la composición de sus personajes pero tiene deficiencias conocidas del director de “El extraño amor de Martha Ivers”. Irregularidad aunque visibilidad, a la desesperada, en combate.