Después de sorprender a propios y extraños con la espléndida “Solas”, Benito Zambrano regresa a la gran pantalla con una historia con más intenciones que aciertos.

Analizando la película fríamente, “Habana blues” está repleta de clichés y estereotipos. Su estructura de guión bien puede ser la de un telefilme de la Disney. Cambiemos los cubanos por adolescentes con espinillas que forman un grupo de música. A Cuba por un pueblo de EEUU y desprendamos a “Habana blues” de su contenido político y social. El esqueleto queda en eso: en la típica película de principios, disputas y reconciliaciones entre amigos que forman un grupo musical.

Tampoco la banda sonora me parece ni arriesgada ni acertada. Muy por debajo de la música del mainstream patrio que suena en los cuarenta principales, que ya es decir.

Respecto a su contenido político y análisis de la situación de Cuba resulta demasiada complaciente y típica. No se trata ni de ideologías ni principios, simplemente de ser creíble y “Habana blues” no me ha resultado para nada convincente y realista. Ya hemos visto a esos personajes y su forma de vida en otras películas.

Del final mejor no hablar. Podría herir a espíritus sensibles y comunistas. ¡Y eso que soy de izquierdas!