Difícil, difícil, muy difícil resulta adaptar la novel gráfica de Alan Moore. Más complicado si Hollywood es la encargada. Tras destrozar impunemente y convertir en un bodriete de acción idiota a “La liga de los hombres extraordinarios” todos pensábamos en lo peor. Sobre todo teniendo en cuenta que los hermanos Wachowski estaban detrás de todo y renegar el propio autor del contenido de la cinta.

Y es que en la nóvela grafica de Moore hay más chicha que limonada, más guión que acción. Pero presenciando el resultado final en “V de vendetta” se puede afirmar que hay más diálogos que combates, más historia que efectistas virguerías acrobáticas. Está más cerca de ser una película polémica con mensaje y contenido político que de una secuela post-matrix.

Tal vez ese exceso de contenido en el guión conlleve que el espectador pueda aburrirse o desconectarse ante el abuso uso de diálogos e información. Yo solo encuentro pegas en el momento patético y ridículo a lo Benny Hill del late night y cierto tufillo en los insertos de las revolucionadas familias ante la caja tonta. Añadidos que como suele ser habitual no creo que encajen correctamente en el engranaje de la adaptación.

Aunque el final me ha convencido desde un punto visual prefiero el simbolismo del material original. “V de vendetta” pierde fuelle y su mensaje se encamina más a lo naif que al mensaje revolucionario. Me deja frío aunque no indiferente. Su polémica puede avivar asperezas, pero pocas veces en la historia del cine se ha realizado cine de entretenimiento ligado a la conciencia política sin caer en el panfleto o la apología más pueril. Su excelente uso del montaje paralelo y su carcasa visual es lo que más me ha encandilado.

Aunque también hay que decir que siempre nos quejamos por puro vicio. Si alguien realiza la adaptación más fiel posible (“Sin city”) no nos convence el tiempo transformado al lenguaje cinematográfico. Y en esta me quejo (también de puro vicio) de su frialdad y falta de emoción en muchos momentos. Creo que no tiene el punch para salir de una sala de cine y comprarse un disfraz de Guy Fawkes.

Se queda en un filme comercial interesante con mensaje y contenido, entre las mejores películas comerciales de los últimos años; y se convierte en la mejor adaptación de Alan Moore, con permiso de los tienen a “Desde el infierno” en un altar.