La anticomedia romántica puede ser un recurso para salvar el ‘insalvable’ género actual repleto de ‘incontables brodiles’ (fusión matizada y aromatizada del ‘bodrio y el vodevil) que sugieren que reír y amor, en estos tiempos cinematográficamente revueltos, son incompatibles y van por separado. Separarse para encontrar el amor… ¡qué original! Al principio se habla de arte de la obra única: ‘Lo que importa no es quién la hizo ni cuánto vale. Uno tiene que convivir con la obra. Tiene que pasarle por al lado a diario. Tiene que gustarle mucho. Tiene que poder apreciarla de verdad. Es como elegir una pareja’. Peyton Reed ha visto pocas obras de arte. Nada es duradero aquí entre otra pareja cinematográfica, el espectador y la propia cinta.
Pero aquí no hay una revisión al mainstream de “Olvídate de mi” ni se pasa del cliché ni el frió invierno podrá enfriar el amor. La pasividad frente al orgullo y un basado en secundarios con esos puntos de apoyo para los protagonistas.

Esas armas de mujer tan ridículas que se muestran: llamo a mi hermano filogay cantante que sé que te cae fatal… tío, o las venganzas y rencillas infantiles. “Separados” quedará como una película asociada a la relación y ruptura real de sus protagonistas y que es ejemplo de product placement de la Playstation 3 y el GTA. Nada más que rascar. Vamos, lo mismíto que “(500) Días juntos”.