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Ciencia ficción
Finales del siglo XXI. En un Japón post-apocalíptico, las continuas guerras con Euroasia, han provocado una grave contaminación nuclear y horribles mutaciones en la población. Un científico parece haber encontrado la panacea en las neo-células, una sustancia que regenera el tejido vivo e incluso lo optimiza y mejora. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2007
41 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Casshern” saltó al escenario y saco a relucir sus armas: una perfecta amalgama y combinación de referencias plasmadas con una belleza plástica desbordante.
Estuvo en el tablado casi dos horas y media mostrando sus esencias. Algunos se durmieron, otros (muy pocos) sobrevivieron al sopor y se quedaron fascinados.
Acabó el espectáculo y se escucharon algunos aplausos con los que cesaron los ronquidos.
“Casshern” cruzó una pasarela que la trasladó a otro escenario. Las cámaras intentaban seguir sus rápidos y fugaces movimientos.
Se quedo parada sin quitar ojo a una mesa alargada donde se encontraban detrás varios miembros de un jurado que tenían que dar una valoración. La práctica totalidad estaba despertando de su lánguido y reconfortante sueño.
Pero allí estaba uno de ellos que había estado despierto durante toda la actuación, Risto Mejide, camuflado por sus gafas molonas, sentado con las piernas cruzadas y observando impertérrito a “Casshern”. Abrió su boca: “Voy a hacer un símil contigo, eres como un consolador. Y me voy a explicar, eres de ejecución perfecta, impecable, pero fría en el sentimiento.”
Estuvo en el tablado casi dos horas y media mostrando sus esencias. Algunos se durmieron, otros (muy pocos) sobrevivieron al sopor y se quedaron fascinados.
Acabó el espectáculo y se escucharon algunos aplausos con los que cesaron los ronquidos.
“Casshern” cruzó una pasarela que la trasladó a otro escenario. Las cámaras intentaban seguir sus rápidos y fugaces movimientos.
Se quedo parada sin quitar ojo a una mesa alargada donde se encontraban detrás varios miembros de un jurado que tenían que dar una valoración. La práctica totalidad estaba despertando de su lánguido y reconfortante sueño.
Pero allí estaba uno de ellos que había estado despierto durante toda la actuación, Risto Mejide, camuflado por sus gafas molonas, sentado con las piernas cruzadas y observando impertérrito a “Casshern”. Abrió su boca: “Voy a hacer un símil contigo, eres como un consolador. Y me voy a explicar, eres de ejecución perfecta, impecable, pero fría en el sentimiento.”