Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama. Romance Laia, una joven maestra catalana, se traslada a Katmandú para trabajar en una escuela. Allí, además de la miseria, descubre un panorama educativo desolador que excluye a los más necesitados. Tras contraer, a su pesar, un matrimonio de conveniencia para legalizar su situación, emprende un ambicioso proyecto pedagógico en los barrios de chabolas de la ciudad, aunque pronto se da cuenta de que necesita ayuda para hacerlo realidad. Al mismo ... [+]
10 de febrero de 2012
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco si la Sra. Bollaín vio “La clase” de Laurent Cantet y un póster en la Gran Vía madrileña de Viajes el Corte Inglés, especial Nepal, encendió la bombilla. Para su nueva película decidió basarse en los hechos reales (y loables) de Victoria Subirana y de esta manera trazar un retrato global sobre las personas y la importancia de la educación (pública) en un lugar remoto, donde las diferencias sociales y económicas están mucho más marcadas. Lo que sí me parece es que la autora de guiones ejemplares como “Flores de otro mundo” y “Te doy mis ojos” está perdiendo el norte narrativo cada vez que coge un avión armada con una cámara de cine.

En “Katmandú, un espejo en el cielo” se nos narra una historia bigger-than-life que se desparrama entre numerosos ramales que propician las historias de los personajes secundarios cometiendo errores de guión de primeriza: quiere contar tanto que acaba narrando todo y contando lo mismo. El material dramático es numeroso: la explotación infantil, la venta de niñas, la condición de la mujer, las tradiciones impuestas, el aumento del precio de la educación, la corrupta burocracia, las pésimas condiciones con las que tienen que vivir las clases más bajas… Ese gran todo hace que la protagonista se percate que no se puede cambiar una porción dejando intacta al resto y tal vez se trace el nacimiento, por necesidad, de proyectos que necesitan un apoyo social y financiero extranjero.

Pero la cineasta, que demuestra trabajar excelentemente bien con actores no profesionales y numerosos niños a los que esperemos no haya explotado mucho, quiere contarnos todo y no dejar nada dando cierta sensación a pastiche con bellos paisajes y exóticos escenarios. Y todo, por supuesto, netamente dramático y fatalista, apartándose de ese espejo en el cielo…, la propia alma y luz interior de la protagonista. La narración está articulada sobre dos grandes anticlímax con grandes tragedias que tiene que superar y el primero de ellos se resuelve con uno de los recursos de guión más sonrojantes del drama-progre: ¡una visita a un astrólogo que lea el futuro de las protagonistas! No veía algo así desde “Candy Candy” y mira que ha llovido desde entonces… Y hablando de llover, una cosa Icíar, ¿por qué tienen que llorar los personajes a la intemperie en una noche de tormenta y copiosa lluvia y rebozarse por el empapado? Será muy ‘coixet’… y lo que tú quieras, ¿¡pero no te das cuenta que si fuera así cogería una pulmonía!? Podría enumerar numerosos elementos que me parecen pifias con las que se suspenderían (o amputarían miembros) a alumnos en talleres de guión pero prefiero quedarme con las intenciones de la cineasta.

La belleza de “Katmandú, un espejo en el cielo” justamente se encontraba en sus escenarios e instantes de descubrimiento, como ese viaje que hace Laia con su marido de conveniencia y donde halla el amor. Es, precisamente, cuando menos se habla y donde más se dice.
Maldito Bastardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow