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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
9
Serie de TV. Thriller. Drama Serie de TV (2002-2008). 5 temporadas. 60 episodios. En los barrios bajos de Baltimore, se investiga un asesinato relacionado con el mundo de las drogas. Un policía es el encargado de detener a los miembros de un importante cártel. La corrupción policial, las frágiles lealtades dentro de los cárteles y la miseria vinculada al narcotráfico son algunos de los problemas denunciados en esta serie. Parece inspirarse en series modernas como ... [+]
7 de noviembre de 2010
80 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus iniciales títulos de crédito avisan que vamos a ver imágenes residuales de la propia temporada montadas con ritmo y sin aparentes intenciones. “The Wire” funciona como ese mosaico que se nos muestra sobre un mismo tema: diferentes imágenes amoldadas a una versión distinta en cada temporada de la misma canción compuesta y escrita por Tom Waits.

La serie de David Simon está simplemente tan bien armada que un breve tirón de un hilo estira y tensa a otros tres, que a su vez mueven a otros cinco y así, sucesivamente, alargando toda una pequeña madeja, que cabía en la palma de una mano, hasta abarcar una ciudad completa. “The Wire” es y funciona como suma de elementos orgánicos en pequeñas secuencias que forman un resonante conjunto. Todo está orquestado mediante innumerables personajes secundarios que forman un conjunto coral demoledor. No se puede valorar como partes de un conjunto, como una simple dosis introducida en nuestro cuerpo en dos o tres episodios porque solamente podemos valorarla en un completo abanico y conjunto. Es toda la cadena de distribución al completo. Pura simbiosis de la serie que genera su trama con breves aleteos que se convierten en feroces huracanes.

“The Wire” es una serie grande, monumental y una de las más completas vistas en pantalla pequeña porque ilustra una ciudad al completo. Desde la burocracia política y policial pasando por la que habita en la ley de las calles, comparadas con un tablero de ajedrez, hasta la que forma parte de la educación, un puerto o la de un periódico.
La construcción de la secuencia se realiza por breves ecos. Directos y sencillos. Economía en estado puro. La belleza de su construcción de guión oscila sobre un completo conjunto. En su episodio final se cierran tramas incluso circulares, ciclos vitales e instintos de supervivencia. Es la gracia del encanto artístico, de la clase conciliadora sobre fondos y leyendas, de puestos sobre puestos y de magnificencia como una apisonadora.

Genialidad que nos demuestra que la marcha es sueño en vida y las series de televisión captan una breve porción de un camino de miradas, acciones y momentos. Personajes que intentan luchar frente a un mundo hipócrita y se dan cuenta que la hipocresía es una regla y requisito más del sistema. Tal vez el leitmotiv de la serie sea el precio que hay que pagar por sobrevivir intentando ser fiel a principios. Ese es el de ser expulsado del sistema. En un mundo donde mentir es la ley y su motor la injusticia explotando los principios.
El mundo marcha porque tiene que marchar y nada puede detenerlo. Si lo observas mucho desde el exterior seguramente veas la ironía y simpleza de un objeto, que ya es difuso, dando vueltas sobre un eje inamovible. Si estás dentro e intentas ir contra su rotación acabarás mareado y vomitando todo lo que llevas dentro. El mundo marcha, míralo desde la excluyente distancia, déjate llevar o acabarás muerto en tus propias nauseas.
Maldito Bastardo
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