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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Fantástico. Animación. Aventuras Inspirada en la obra homónima de Lewis Carroll. Alicia (Mia Wasikowska), una joven de 19 años, acude a una mansión victoriana para asistir a una fiesta de la alta sociedad. Cuando está a punto de recibir públicamente una propuesta de matrimonio, sale corriendo tras un conejo blanco y va a parar al País de las Maravillas, un lugar que había visitado diez años antes, aunque ya no lo recuerda. Ese país era un reino pacífico hasta que la ... [+]
8 de agosto de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que “La rosa púrpura del Cairo” cobre forma y fondo en nuestro propio universo sino que el formato nada novedoso del 3D re-impuesto por exhibidores, productores y vencidos sea extensible a nuestra propia realidad. Al fin y al cabo nuestro entorno en una sala de cine suele quedar aplastado por esa pantalla que nos abre un nuevo mundo de engaño con fecha de caducidad.

“Alicia en el país de las maravillas” nos engañó desde el principio. Su trailer inicial e imágenes promocionales indicaban que ‘algo’ no era ‘algo’. Alicia crecidita y la servidumbre visual habitual del director. Más tarde descubrimos que era una continuación pero no era tampoco “Alicia a través del espejo” sino que era su… ¿Otra? Su título inamovible mostraba ciertas señas de identidad pero no era “Alicia en el País de las Maravillas 3” sino “Alicia en el País Tim Burton”.
Nunca un cineasta ha conseguido tanto en un filme como este poniendo un piloto automático: el árbol y cicatriz del cacique de la reina de “Sleepy Hollow” o complementos y decorados a tutiplén “Eduardo manostijeras”, “Pesadilla antes de navidad”, “La novia cadáver” o “Charlie y la fábrica de chocolate”; también el los habituales de director (hasta Christopher Lee pone voz al monstruo-villano).

Aquí La Reina Roja es comunista e impone un régimen dictatorial donde la belleza parece extinguida por la deformidad. La plebe y los burgueses deben ser horrendos y recurrir al implante con forma de abominación. La Reina Blanca es el capitalismo y la soberana de la suprema bondad. Todo es bello y blanco y debe serlo. Pero todo se basa en la manipulación y en mantener una leyenda que incite al consumo. El régimen llegó al poder mediante un señor golpe de estado con apoyo militar y arma secreta. Para algunos sólo queda la locura. Para otros el destierro y para otros la esperanza de un cambio futuro.
Obviamente todo el argumento se reduce a una lucha de poder y trono y seguir los pasos de una leyenda como imposición. Alicia quiere ser libre en un mundo donde no puede serlo y debe dar el paso hacia la responsabilidad y madurez. El juego con ambos mundos en forma de representación metafórica cobra cierta eficacia sobre el juego del compromiso. Alicia debe aceptar esa propuesta de matrimonio con un señor al que apenas conoce y no le agrada y por otro lado es la paladina elegida para destruir al Galimatazo e incitar un nuevo golpe de estado que retorne la democracia blanca y con olor a rosas.

“Alicia en el País de las Maravillas” puede quedar en la memoria como un cuento desigual e irregular sobre la magia y el valor de enfrentarse a las cosas en tiempos difíciles y cambiantes (como el tamaño de Alicia) pero se reduce a méritos anteriores del cineasta. Posiblemente sea su película más floja para el mainstream desde “El planeta de los simios” aunque esos guiños finales como ese barco llamado Wonder que va a realizar un viaje a su WonderLand particular. Ese reino rojo del mundo real adivinen cómo se llama…
Maldito Bastardo
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