Si tuviera que definir los primeros capítulos emitidos de “La Biblia” con una única palabra utilizaría: BLASMEFIA. ¿Por qué? Porque lo dice ya la propia Biblia en el libro del Éxodo en sus sagrados mandamientos:


No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

No te inclinarás ante ninguna imagen, ni las honrarás.


Aunque, ¿no es, por lo tanto y por extensión, una blasfemia la propia Biblia? ¿Esa imagen de la palabra de Dios? La palabra sagrada de Dios nunca debería haber sido impresa salvo en tablas de piedra con un hechizo de nivel 30 de Lightning Bolt o un manga de Akira Toriyama. Que se impriman Biblias como si fueran cromos me parece también una auténtica BLASFEMIA. Debería ser, como mucho, comestible… para que una vez leída fuera deglutida, digerida y finalmente… evacuada.

Tampoco me parece coherente que los mismos tipos llenos de odio que dicen que el 11-M fue un montaje y llaman etarras a cualquier perro con flauta o sin ella, prediquen con el amor al prójimo y se crean a pies-juntillas-y-sobre-el-agua que el hombre surgió del chapapote (y no el de “Prometheus”), que Jesús inventó el kalimotxo y la precuela de Gandalf dividiera el Mar Rojo… ¡Y que encima critiquen y miren mal a los frikis por adorar a Goku por luchar, morir y resucitar por nosotros! Pero, en fin, en un mundo lleno de demagogia e incongruencias es normal que se utilice la demagogia y la incongruencia.

En ese mundo de oratoria, conveniente manipulación y tergiversación llega “La Biblia” del Canal Historia con BLASMEFIA y polémica debajo del sobaco. Para empezar… ¡hablan en inglés! ¡BLASMEFIA! Y para terminar un doble de Barack Obama es el mismísimo diablo… ¿Blasfemia o coherencia para el subconsciente de los productores? Desde el Arca de Noé, con incisiones de la creación y un arcoíris de fondo, aparece un gran plano general copiado de “Waterworld”. «This is the Bible»... nos dice el narrador y yo me digo: ¡ESTO ES BLASFEMIA! Desde un Abraham asesinado a rednecks prehistóricos en nombre de Dios hasta momentos hirientes con incisiones en el género de las artes marciales, maltrato animal, muchísimos pecados y homenajes a Ed Wood. El Éxodo, por ejemplo, es retratado como si fueran gitanos con la guardia civil (faraónica) siguiéndoles los talones. Sin contar con un arsenal de actuaciones bochornosas, sobreactuadas y lamentables con fotografía en Instagram. Ver al Faraón gritando todo el rato: «¡No!» y «¡Moisés!» me ha recordado al Doctor Malvedades de “Kárate a muerte en Torremolinos”… donde salen, por cierto, monjas karatecas… y creo que aquí han utilizado los mismos decorados cutres y el igualito número de extras que en la inolvidable película de Pedro Temboury. Los mismos extras reciclados para las diatribas y amores de David con un Goliat que mide menos que Messi y un rey Saúl para dar de comer a los leones. Pero el gran pecado es que Sansón sea un actor británico de color y encima haya interpretado a Xaro Xhoan Daxos en “Juego de Tronos”… Solamente una palabra: ¡BLASFEMIA!

Dicen que esta historia nos ayudará a definirnos y yo digo que definirá lo que significa la palabra BLASFEMIA. ¡Qué blasfemia! ¡Qué bochorno! ¡Qué pecados! ¡Qué pesados! ¡Qué Dios les perdone! Porque todo-todito-todo, de momento, me parece una absoluta BLASFEMIA… Y ver esa imagen reincidente, al final de cada capítulo como avance, de Jesucristo renacido con los agujeros en las manos y rayos de luz atravesándolos me recuerda al chiste en el que se le escapaban las pipas como un coladero… No sé si veré más episodios… por respeto a Dios y a Goku, aunque es cierto que La Biblia está repleta de trollfaces y EPIC FAILS y siempre tiene su gracia. En esta serie, por cierto, faltaba el trollface de Steven Spielberg robando los focos reflectantes a J.J. Abrams y la capucha élfica a Peter Jackson… y trolleando a todos estos hombres tan perdidos de la mano de Dios.