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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Aventuras. Acción. Ciencia ficción Año 1957, en plena guerra fría. Indiana Jones (Harrison Ford) consigue de milagro salir ileso de una explosiva situación con unos agentes soviéticos en un remoto desierto al que llegó detenido junto a su amigo Mac (Ray Winstone). El decano de la Universidad (Jim Broadbent) le confiesa a su amigo el profesor Jones que las últimas misiones de Indy han fracasado, y que está a punto de ser despedido. Mientras tanto, Indiana conoce a Mutt ... [+]
13 de octubre de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La montaña del logo de la Paramount da paso a un pequeño montículo de arena del cuál sale un castor y es arrasado (el castor logra salvarse para evitar quejas de la asociación de animales) mientras suena “Hound Dog” de Elvis Presley y enlaza tras una carrera con el ‘Atomic Café’. Aparece un subtítulo en pantalla: <<Nevada 1957>>. Desde su arranque, sombra y referencias a anteriores puñetazos comerciales fílmicos aparece una lluvia de iconos.

El conglomerado funciona para la construcción y si uno se llama Quentin Tarantino. El problema de Steven Spielberg e “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” es que es una referencia a una referencia. El guiño del guiñó que con cada pestañeo hace que suene un sonido en los tímpanos del espectador: el de una caja registradora. Están jugando con nuestros sueños pasados en una máquina tragaperras sin premio. No es de extrañar que los creadores de “South Park” se sirvieran de semejante ultraje y profanación carnal en una violación al icono por parte de Lucas y Spielberg teñidos de rednecks a lo “Deliverance”.

La película es un constante homenaje a personajes de anteriores impactos blockbusters de la franquicia y solventando múltiples referencias estéticas y argumentales a “The Wild One”, “The Secret of the Incas” (1954), “The Naked Jungla” (1954), “Zorro Rides Again” (1937), “Zorro's Fighting Legion” (1939), “King Solomon's Mines” (1950), “Gunga Din” (1939), “Stagecoach” (1939), “Fritz Lang's Indian Epic” (1959), “The Treasure of the Sierra Madre” (1948), “Land of the Pharaohs” (1955). Las pongo en inglés para remarcar aquello de lo ‘original’. Como el arranque indica no va a ver montañas sino colinas de arena. Nada va a ser original sino copias y reflejos de algo vivido.

Tal vez la visión de “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” sea tan plástica que aplaste cualquier concepto emocional. Se acabó la mitomanía y la nostalgia. Lo único curioso es que el conflicto del personaje es no perder el sombrero, aunque esté copiado de “Muerte entre las flores” de los Coen. Y, ¿qué se puede decir de una película que copia todo en pos del entretenimiento? ¿Qué liquida la agitación de las palomitas por un látigo chuchurido?

Aquí las calaveras hablan… pero la de los espectadores no… Como mucho suscitan, entre arcadas de lo imposible, cómo se es capaz de realizar una película de taquillaje mastodóntico con tan poca emoción y perdurabilidad. Tan endeble como un cristal que estaba roto y pegado con celofán barato.
Maldito Bastardo
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