Estamos ante una de esas obras adelantadas a su tiempo. Una manera fácil de descubrirlas es preguntarnos ¿A qué otros films nos recuerda su propuesta o algunos de sus detalles? Y luego ¿Cuantos de ellos se habían filmado con anterioridad? En "Ritual in Transfigured Time" vamos a encontrar escenas que dejarían ecos en grandes y consagrados cineastas, como Tarkovski o Bergman (además de su conocido homenaje en la escena de las dos puertas en "Cara a cara", la secuencia en la que una figura avanza con la mano abierta elevada frente a un fondo blanco, está claramente emparentada con algunos de los fotogramas del montaje inicial de "Persona", rodada veinte años más tarde). Es cierto que algunas de esas precursoras obras, además de crear algo nuevo, lo hacen con tal maestría que se convierten en obras maestras absolutas. No creo que este sea el caso pero sin duda, este cortometraje dejó una semilla, una invitación a transitar caminos antes vedados, forzando una expansión del horizonte creativo.

Cabe destacar la dinámica y belleza del movimiento a las que el montaje imprime el ritmo requerido. Hay muchos detalles, como la inquietante presencia del personaje que vigila algunas escenas, que realzan su vocación de trabajo experimental. También sus aspectos técnicos novedosos, como las pausas de la imagen congelada, una cierta idea de bucle temporal, o ese final original y visualmente estético. Aquí se emparenta con el trabajo de otros pioneros como José Val del Omar. Además, no parece que fuese muy habitual ver a mujeres en el mundo del cine de los años 40 y menos transgrediendo los límites estilísticos, además de los de género. No digo que eso engrandezca la obra como tal, pero el contexto siempre es importante y creo que hemos de agradecer, mucho, la incursión de esta visión femenina a contracorriente.