Pues en vista de la puntuación tan alta que tiene y de las críticas tan entusiastas que se le dedican, me animé a verla. He de decir que no me molestan ni me asustan las películas lentas, pero es que ésta, además de lenta, es bastante monótona y larguísima.
A su favor diré que tiene una fotografía preciosa, magnífica, practicamente toda de exteriores, tanto que por momentos pensé que me había confundido y estaba viendo un documental y de los buenos.
Apenas tiene banda sonora, en realidad, los sonidos de la naturaleza componen la banda sonora. Pero la poca que tiene es muy bonita. Tampoco tiene mucho diálogo y el que tiene, podían quitarlo prácticamente casi todo porque suele ser bastante insustancial, excepto alguna frase para la historia del cine.
En fin que el canto a la naturaleza y a la amistad sincera que propone la película no me ha entusiasmado y no acabo de entender, la verdad, cómo puede generar tanto entusiasmo. Veo que soy de los pocos que difiere de la opinión general, pero estoy siendo sincero. Han pasado más de 30 años desde que el maestro japonés la realizara y yo no la había visto, pero si llego a saberlo, habrían pasado otros 30 sin verla.