Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santiago de Compostela
Voto de Hermida:
4
Thriller. Drama Verano de 1978. Ignacio Cañas (Marcos Ruiz) es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco (Chechu Salgado) y a Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la ... [+]
16 de enero de 2022
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decidí por esta película por dos motivos: las buenas críticas en esta web vertidas y la escasa oferta de calidad habida en Netflix. Hasta el minuto 35 en el primer visionado, hube de abandonarlo invadido de un sentimiento de hastío y parsimonia. No fui capaz de conectar ni con la historia, ni con los personajes; ni con los escenarios, ni con las interpretaciones. Achaqué la culpa de esto a mí mismo en mi misma mismedad y sus rarezas... Si es que a todo el mundo le gusta, ¿por qué a no a mí? La segunda intentona vino el día después, detenido el cronómetro pocos minutos atravesada la hora. Misma sensación, misma retórica.

La película se hace demasiado lenta en un inicio tardando en despegar, la trama se dilata y el guión se preocupa tanto por construir los cimientos de la vida de cada personaje, en extremo el protagonista, que pretendiendo despertar empatía termina por causar desafecto. Luego, el filme está plagado de acciones, elementos y diríase que incluso personajes accesorios que en nada la complementan ocupando un tiempo muy valioso robado a la trama principal. Ocupa demasiado espacio también el romance entre el "gafitas" y la "Tere", largas escenas se le dedican sin que parezca más que el de la típica serie americana para adolescentes. Por no hablar de la vida en familia del principal, un fallido intento de simular la célebre "Cuéntame", eso sí, muy lejos de su encanto por, entre otros factores, las insulsas actuaciones de los padres y la hermana del susodicho.

Cuando por fin empieza a despegar levemente la acción, uno se halla ya tan desidioso y apático con la historia y sus protagonistas que la reconexión es imposible. Se experimenta entonces una suerte de manía como la manifestada por los compañeros de clase del gafitas, disculpen la incorrección política. Tanto así que llegados a este punto, la única salida es no seguir perdiendo, una retirada a tiempo apagando el televisor que deja el amargo sabor de boca del que pide un menú aclamado y recibe gato por liebre, disculpen de nuevo la incorrección. Y aún con todo, al ofrecimiento del camarero de llevarse lo sobrante (esa otra hora de película poco hecha) uno no desiste, sino que lo acepta. Por aquello de las segundas oportunidades y a las terceras las vencidas.

Queda pues el filme en la nevera, bien frío, casi a bajo cero no vaya a ser que se eche a perder del todo y un servidor, todavía confuso y dubitativo de sus mismedades, si seré yo el raro... Quiera algún día retomarla y cambie de opinión. Algo muy humano por otra parte.
Hermida
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow