Una miniserie diferente, original, interesante y muy bien realizada que consigue adentrarte en un mundo pararelo en el cual vas descubriendo, a la vez que el protagonista, la función de cada objeto y los misterios de la famosa habitación. Tiene detalles muy buenos e innovadores. Lo que le falla, además del último capítulo que podían haber exprimido un poco más, es que ya que te consiguen meter en ese mundo en parte fantástico, en parte real, los capítulos no lleguen a hacerte reflexionar y no tengan un poco más de profundidad psicológica ya que en esta miniserie, eso estaría de fábula.

Al igual que en A dos metros bajo tierra, Peter Krause da la suficiente credibilidad a su personaje a pesar de que el guión es, en ocasiones, bastante plano y sin garra. Lo mejor de todo es el argumento, ya que es una historia fresca y nueva que hace que tengas ganas de seguirla.