Todos hemos sido adolescentes, ergo gilipollas. Y la prueba son las películas dirigidas a estos niñatos millenials. Dan todas una vergüenza ajena de esas gordas gordas, de las de taparse la cara. Es una lástima que el buen cine teenager solo se diera en los 80. Papá Cadillac, The Goonies, The breakfast club, Jóvenes ocultos, Todo en un día... Corey Haim, Feldman, Molly Ringwald... Todo acabó con American Pie, que aunque soez, fue la última buena película adolescente. Cuando los adolescentes eran adolescentes, y no putillas precoces estrellitas de instagram que a los 20 su máxima aspiración es ser un juguete sexual con aspecto de cougar comehombres, ni niñatos perfectos cuya actitud de héroe era la actitud del abusón soplapollas de las pelis de adolescentes de antes. Ahora no, ahora molan. Porque es que encima se lo toman en serio. Se lo tienen tan creído que dan ganas de abofetearles hasta que te sangre la mano.
Dicho esto, no me voy a poner a analizar las estúpidas actuaciones, por llamarlas de alguna forma, ni si quiera de los consagrados, porque es hasta doloroso verles en semejante cutrerío. Ni en la ambientación, puesta en escena, ni nada, porque es todo de ascazo.
Ahórrate esta idiotez para niñatas de 13 años. Hay mejores cosas en la vida, como fumar cianuro mientras te sodomiza un cactus.