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Voto de Crítico enfadao:
1
Terror. Drama Justine, una joven de 16 años, vive en una familia donde todos son veterinarios y vegetarianos. Es una estudiante brillante y prometedora, pero al ingresar en la facultad de veterinaria descubre un mundo decadente, despiadado y peligrosamente seductor. Durante la primera semana, obsesionada por encajar con sus compañeros de clase, se aleja de los principios que le han inculcado su familia, y come carne cruda por primera vez. Las ... [+]
29 de junio de 2017
121 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal y como nos tiene acostumbrados el cine pretencioso, no digamos el francés, aquí asistimos a una sucesión de escenas totalmente absurdas alicatadas con unos personajes que hacen gala de reacciones ilógicas, idióticas. Y todo, por supuesto, salpimentado con, por un lado, una clara intención morboso-sexual pseudoenfermiza (como en toda película pretenciosa) mediante escenas totalmente innecesarias que no aportan absolutamente nada a la (supuesta) historia, a la par que inverosímiles, y que además resultan en un coñazo infumable que rompe todo ritmo (que de eso hay poco, muy poco) a cualquier narración; y por otro lado al ya cansino y pandémico mal de lo políticamente correcto, que eso hay que meterlo por cojones, porque somos muy feministas, muy modernillos, y muy eso. Todo, cuanto más absurdo e innecesario, mejor.
Y es que, me van a perdonar, pero no conozco ni un solo caso en el que una chica le depile el strudel a su hermana mientras el perrito de la familia le da un par de lametones sin que a la tía le importe mucho. Si eso no lleva una clara intención sexual, y además enfermiza, pues no sé qué mierdas acabo de ver. Y tampoco considero necesario enseñar la albondiguilla con los pelos chochiles asomando, y todo para acabar contando que la hermana se corta un dedo. Vamos, lo más normal del mundo. Es como la gente se corta dedos en todo el planeta, depilándole el coño a su hermana con el perro lubricando el tema. No podía haber sido cortando cebollas, ya que se supone que son veganas, no. Hay que buscar la manera de enrevesarlo todo para enseñar culos y tetas de la foma más payasa y absurda posible, porque esto es arte.
Y esta es otra de tantas.
En la universidad no hay heteros aparentemente, salvo raras excepciones, no vaya a ser que nos tachen de varones blancos heterosexuales misóginos perpetuadores del patriarcado, y es que la histeria de lo políticamente corecto llega a extremos ridículos cuando uno de la uni se ofende y se indigna a gritos porque la prota ha sugerido que quizá es heterosexual en vez de gay. Muy normal todo. Bueno he dicho universidad, pero más bien parece el Pachá en hora punta.
Hay otra escena muy normalita en la que en una fiesta (otra fiesta, qué raro), una tipa pilla a un chico negro, y se dan el filete, pero de esta forma: ella lame su globo ocular. Sí, como lo estás leyendo. Sin preliminares ni besitos ni hostias. Él se acerca, ella le agarra la cara, y ole ese primer plano de la lengua dándole un buen repaso al globo ocular, que es lo que nos pone a todos y lo más normal del mundo. Y la peña alrededor tan pancha. Acto seguido vemos a la prota que acaba de pasar de colgar posters de Hanna Montana a ser la más putón del barrio, ahí espatarrada en plan fucker del infierno, con la misma cara que tenía el recluta patoso cuando ya estaba colapsando. Muy lógico también.
Y nada, que una tipa se vuelve caníbal porque sí, y aquí no pasa nada, que siga la fiesta.
Pero lo peor de todo, que es lo imperdonable para cualquier película, es que es un rollo, un tostón, un coñazo insufrible.
Lo único salvable es el trabajo de la prota, que creo que como actriz es muy buena, a pesar de que en esta película todo sea una chorrada.
Crítico enfadao
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