Casi salgo del cine llorando como un niño, me volvió loco esta película, me encantó todo, no tiene errores es simplemente maravillosa. A Eastwood hay que levantarle un monumento gigante, por su gran trayectoria y por ser el padre de la criatura, o sea, del Gran Torino. Amigos no se la pueden perder, te llena el corazón y las pupilas. El viejo Clint tiene bien claro como emocionarnos y se lo agradecemos. Un 10 es poco, un 20 para el maestro.