El hace poco fallecido Sydney Pollack dirigió a comienzos de los ochenta esta inteligente y divertida comedia de enredos. Es un ejemplo curioso de hacer buen cine cómico sin caer en los continuos clichés y convencionalismos de la actual comedia de Hollywood, que en muchos casos produce comedias para llorar. Si alguien quiere darse un respiro de tanto bodrio supuestamente gracioso sólo tiene que desempolvar esta película y disfrutarla, porque eso es lo que logra Pollack. Un Dustin Hoffman realmente hilarante, unos correctos Bill Murray y Jessica Lange (guapa como siempre y encima premiada con un Oscar) y el propio Pollack. Hasta Billy Wilder la aplaudiría, teniendo en cuenta que homenajea a su célebre Some like it hot.