Brillante culminación de la carrera del director Alejandro González Iñárritu, eso es lo que supone esta película. Alejandro se dejó la piel para dirigir esta brillante recreación universal. De una factura técnica impecable, entre la que destaca la original música de Gustavo Santaolalla, y el esplendoroso montaje. Grandes interpretaciones, sobre todo de Adriana Barraza y Rinko Kikuchi. Brad Pitt está irreconocible de lo bien que lo hace. Sin sorpresas en la interpretación de Cate, como siempre fabulosa. Guión que alcanza los sentimientos humanos. Es una perfección absoluta lo que refleja esta película, un gran proyecto convertido en una maravilla. Maravillosa.