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España España · Donostia
Voto de Jmpg2012:
5
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este film no hay juegos metalingüísticos, muy típicos de la filmografía de Haneke. El director austriaco nos cuenta una historia seca, que gira hacia la mitad, en la secuencia del servicio, hacia la autodestrucción y la locura. Locura por la que la brutal pianista tiene una notable predisposición en el diálogo que preside el encuentro con Walter:

 No es el Schumann que ya no rige, sino justo el de antes. Una milésima antes. Sabe que está perdiendo la cabeza. (...) Es el momento en el que sabe qué es perderse a sí mismo, antes de quedar totalmente abandonado.



Basado en un relato de una escritora austriaca, igualmente cortante y carente de adornos, Elfriede Jelinek, el relato dicen que es fiel a la escritura y el espíritu de la novela. Erika Kohut mantiene una enfermiza relación con su madre, que se refleja en la relación de su alumna, Anna Schober con la suya. Como si ambas relaciones estuviesen enlazadas o fuesen diferentes expresiones temporales de la misma relación.

Como en muchas películas de Haneke, la televisión emite de forma constante y anárquica sus letanías de anuncios, telediarios, concursos, que sirven en ocasiones como contrapunto banal de acciones cargadas de tensión. Como si el mundo fluyese implacable ante los dramas de los que sufren. La madre, teleadicta, cuya misión existencial parece castrar a su hija, ahoga en alcohol y programas su tedio.

La familia, la cuestión de género, no recibe un tratamiento amable en la película.

En este entorno enfermizo, Walter se presenta como un joven brillante, de éxito, que desea amar a Erika. Es en la secuencia del servicio donde todo adquiere un aire grotesco y destructivo. Walter ve frustrados sus deseos adolescentes en las retorcidas fantasías distantes de Erika. El sexo deviene incomunicación y agresión. 

Haneke se detiene en las secuencias de violencia, de sexo, de sadismo y sumisión. El vídeo de Benny y Funny Games dan buena cuenta de su capacidad para demorar el tempo, rodar sin énfasis, cargar la escena de un voyeurismo malsano, del que hace partícipe al espectador, culpabilizándolo de alguna manera de las fantasías nocivas que ve en la pantalla, como si se le hubiesen ocurrido a él y no al director.



Como siempre, Isabelle Huppert, sabe tocar las fibras de un personaje que se muestra distante, convulso, sumiso o atormentado, de un minuto para otro. Desde luego, no es un personaje sencillo ni un melodrama al uso. Detrás de la necesidad de provocar, o de culpabilizar la complicidad del espectador, no se cuál es el alma de esta historia que parece difundir a gritos un mensaje que no me llega con claridad. Puede que todo se reduzca a denunciar la situación subordinada de la mujer, que genera fantasmas destructivos.
Jmpg2012
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