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España España · Valencia
Voto de Talladal:
8
Comedia En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
16 de diciembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay paz para los hombres de buena voluntad porque no hay buena voluntad. El egoísmo es el inconfesado primer mandato moral; de ahí el conflicto con la ficción de la caridad, aunque sólo sea navideña, divisa también del engendro político del nacionalcatolicismo. Con mucha retranca, y bajo la apariencia del costumbrismo inofensivo de una España histórica, que menos mal que ya pasó, se hace antifranquismo eficacísimo. Pero la técnica del esperpento valleinclanesco tiene aquí un alcance más universal: El retrato -¿retrato?- social que se ejecuta no es propiedad de las esencias patrias o privativo de un régimen franquista que necesariamente no puede predicar de lo que carece, sino que se pretende inherente a la naturaleza humana. Somos así. O al menos somos así en eso tan exacto o vaporoso como es la cultura occidental. La abnegación, la caridad y el desinterés son mentira. Opio del pueblo. Material de desecho cristiano que quizá en un antes indeterminado en el tiempo se observaba. Ahora sólo queda el rito, los gestos que se mueven absurdamente en el aire. Berlanga da la vida al empacho de realidad con su maestría para la tragicomedia coral. Tan grande como ácida.
Talladal
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