Estamos a principios de los 70. Tres años antes de estrenarse la película, el movimiento hippy alcanzaba su cúspide en Woodstock. Los ecos de lo mejor de esta doctrina libertaria resuenan aquí: negación del nacionalismo, de la guerra, de la afimación del ser a través de la violencia, rechazo al burocratismo del sistema, a su consumismo, a convenciones que mitigan el hedor de una hueca hipocresía, revindicación de la vida nómada, de la simplicidad, ponderación de la libre unión de personas libres como forma básica de estructura social, superadora de la familia tradicional, elogio de las relaciones económicas basadas en el intercambio igualitario, aprobación de la autosuficiencia, amor a la naturaleza, que cobra igualmente una dimensión religiosa en su vertiente panteísta, la condena de toda coacción. El núcleo de esta forma de vida consiste en el acceso a la felicidad a partir de la máxima posibilidad de ejercicio de libertad. ¿Y dónde si no en el Oeste, símbolo de la ausencia de civilización -la nuestra, obviamente-, de la opresión que significa el otro, se puede uno regir por estas máximas? En estas circunstancias el camino es duro, durísimo, y cada elección desvela con pureza su doble cara de oportunidad y de renuncia, tal y como ya recitó magistralmente el Poeta. El hombre se va haciendo, y conociendo, al andar. Y no es casual que lleguemos a la Literatura.
El tema que se trata en esta pieza es muy antiguo porque las primeras historias que se contaron pertenecen a la Épica. La suma de las mejores elecciones en las condiciones más difíciles es el acervo del héroe, el ser humano en su máxima plenitud. El héroe camina solo y vence las dificultades. Eventualmente los aliados le ayudan y con esas acciones lo ensalzan y se ensalzan, pero el héroe, al final, camina y vence solo. El héroe cambia la realidad para impartir justicia, para restablecer el orden. Esta es su función transformadora/conservadora. Alcanza su apoteosis cuando finaliza su misión, el arquetipo adquiere así contenido y el hombre participa de este modo de la naturaleza de los dioses.

No se imagina uno la película sin un soberbio R.R. Una película que es aun más estimulante para los sedentarios urbanitas que somos. Imprescindible.