Ocurre pocas veces que uno se siente a ver una película de humor y no pare de reir de forma continua prácticamente de principio a final pero esta película lo consigue con creces. El argumento, que supera los límites del teatro del absurdo. La sucesión de hilarantes escenas y las disparatadas relaciones entre los habitantes del pueblo, por absurdas que parezcan, siempre tienen su punto de partida en las formas de ser y hacer del pueblo español. Por lo tanto nos recuerdan permanentemente nuestras costumbres y manías reflejando la realidad a través de un espejo de feria para hacerla más grotesca.