Como experiencia Godard es con la que mejor he congeniado después de ver varias de sus películas.

Además recomiendo encarecidamente que sea su primera película que veas, si quieres meterte dentro de su universo vanguardista y de su mentalidad dentro del Mayo 68 de París, quizá porque ha priorizado y conseguido que el espectador empatice bastante con la frustración, apatía y la humanidad de la protagonista ante la imposibilidad de cumplir sus sueños.

De alguna es la lucha por definirse en el mundo adulto, trabajar en los empleos que te salen, las duras condiciones de vida, y luchar por conseguir tus sueños que muchas veces no se consiguen.

Entre el documental y una película propiamente vanguardista narra la historia de Nana una joven francesa de provincias con el sueño de ser actriz, empieza trabajando en una tienda de discos en París, tiene problemas con el alquiler y al final desesperada decide dedicarse a la prostitución, no me suelen caer bien estos personajes narcisistas creídos sin embargo su proceso de maduración me parece bastante realista.

El casting también por una vez me parece bastante adecuado, de alguna manera los actores se interpretan a si mismos: por ejemplo Anna Karina hace de una (aspirante a) actriz perdida que busca una oportunidad desesperada.

Godard sabe mezclar géneros para no ser monótono, a veces te cuenta la historia como un documental con preguntas y respuestas en una voz en off, en otra como una película convencional y en otra con un experimentación intimista de un cine de pocas palabras para entender la desorientación de la protagonista y su mundo.

Godard no puede evitar ser Godard, y tiene alguna escena chirriante pero que es coherente, como cuando la chica esta desesperada porque no puede pagar el alquiler, y ve el mecanismo del ascensor con sus contrapesos con su artilugio confuso que parece una metáfora emocional de lo que ella siente en una gran ciudad donde a nadie le importa lo que te pasa.

Como suele ocurrir hay una falta de sintonía entre la música y la trama de la película, hay escenas donde parece que rodara en la calle sin ni siquiera avisar a los viandantes.

Es la primera película de Godard que no me ha parecido aburrida porque a pesar de su intertextualidad impaciente, los comentarios que hace son coherentes y pertinentes.

Al final la rebeldía metafísica acaba en esto: los sueños de la juventud sueños son.