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Voto de Alfonso Marlowe:
7
6,6
3.546
Drama
Londres, en la década de los 1950. Williams es un veterano funcionario enterrado bajo el papeleo de la oficina mientras la ciudad se reconstruye después de la II Guerra Mundial. Al recibir un demoledor diagnóstico médico, vacía su cuenta de ahorros y se dirige a la costa. Se promete hacer de sus últimos días un tiempo significativo, pero se percata de que no sabe cómo hacerlo. Después de que un misterioso desconocido lo lleve a la ... [+]
16 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no se hace larga ni resulta lenta como la obra original y además tiene el mérito de que mejora de largo todos los pequeños defectos de la obra original.
Es una oda al trabajo humilde, desinteresado, tenaz y por los demás que da sentido pleno a VIVIR.
Una obra maestra humanística y sutil, pero un poco falsa, aunque no tiene mucho sentido dentro del código ético capitalista: ¿para qué vas a trabajar de más por lo demás si no vas a tener beneficio económico ni casi moral y el reconocimiento de los demás será pasajero?
La película es rápida, los personajes están perfectamente delineados desde la primera imagen: el señor Williams al que solo le importa escalar en su trabajo, no meterse en líos y no trabajar de más en el trabajo, la fachada y no le importa mentir hasta que de pronto, ante una noticia importante exige que le digan la verdad de un diagnóstico brutal de cáncer terminal.
La compañera joven y bella que es natural y algo idealista, pero a la que no le importa sacarle el dinero con invitaciones incluso cuando sabe que la relación no puede salir adelante porque no congenian por la diferencia de edad y de caracteres.
La película va de un funcionario el señor Williams (inútil que solo piensa en ascender) que se queda viudo y que se entera de que tiene cáncer, cosa que mantendrá en secreto, y le queda poco de vida. Primero quiere disfrutar, dedicarse a los placeres y hasta echarse novia pero la bella compañera es demasiado joven, no le atrae un señor demasiado adulto y serio y no es correspondido.
Entonces quiere ser útil a los demás y llevar adelante el proyecto de un parque para niños, reclamando el dinero del presupuesto, pero choca contra los intereses de otros departamentos y los compañeros del Ayuntamiento de Londres que le dan la espalda, e incluso contra intereses urbanísticos. Después de pasar varias humillaciones, lo que resulta inverosímil para sus compañeros, y de que sus hijos que no saben nada lo desprecien por su actitud "aparentemente egoísta y misteriosa", se muere.
El mérito de su parque al final se lo lleva el jefe del departamento, aunque tanto las personas del barrio como los periodistas van al velatorio porque saben que el mérito es del difunto y quieren que le pongan su nombre.
Es una oda al trabajo humilde, desinteresado, tenaz y por los demás que da sentido pleno a VIVIR.
Una obra maestra humanística y sutil, pero un poco falsa, aunque no tiene mucho sentido dentro del código ético capitalista: ¿para qué vas a trabajar de más por lo demás si no vas a tener beneficio económico ni casi moral y el reconocimiento de los demás será pasajero?
La película es rápida, los personajes están perfectamente delineados desde la primera imagen: el señor Williams al que solo le importa escalar en su trabajo, no meterse en líos y no trabajar de más en el trabajo, la fachada y no le importa mentir hasta que de pronto, ante una noticia importante exige que le digan la verdad de un diagnóstico brutal de cáncer terminal.
La compañera joven y bella que es natural y algo idealista, pero a la que no le importa sacarle el dinero con invitaciones incluso cuando sabe que la relación no puede salir adelante porque no congenian por la diferencia de edad y de caracteres.
La película va de un funcionario el señor Williams (inútil que solo piensa en ascender) que se queda viudo y que se entera de que tiene cáncer, cosa que mantendrá en secreto, y le queda poco de vida. Primero quiere disfrutar, dedicarse a los placeres y hasta echarse novia pero la bella compañera es demasiado joven, no le atrae un señor demasiado adulto y serio y no es correspondido.
Entonces quiere ser útil a los demás y llevar adelante el proyecto de un parque para niños, reclamando el dinero del presupuesto, pero choca contra los intereses de otros departamentos y los compañeros del Ayuntamiento de Londres que le dan la espalda, e incluso contra intereses urbanísticos. Después de pasar varias humillaciones, lo que resulta inverosímil para sus compañeros, y de que sus hijos que no saben nada lo desprecien por su actitud "aparentemente egoísta y misteriosa", se muere.
El mérito de su parque al final se lo lleva el jefe del departamento, aunque tanto las personas del barrio como los periodistas van al velatorio porque saben que el mérito es del difunto y quieren que le pongan su nombre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Entonces surge la segunda parte de la película, cuando se va el jefe del departamento, y los compañeros se quedan bebiendo y cada uno se pone a hablar de sus recuerdos personales y empiezan a encajar las piezas de la historia.
Se demuestra que el señor Williams se había humillado más de lo que parecía y que en realidad había hecho TODO el trabajo, en el que sus superiores no creían. Al final, los trabajadores vuelven al trabajo en el Ayuntamiento de Londres y cuando surge un problema en vez de escurrir el bulto como siempre, toman la responsabilidad y se vuelven unos estrictos trabajadores.
Por supuesto, todos reconocen su mérito y les sirve de inspiración.
Es el clímax final de una obra que se puede entender como una sincera parábola moral.
La sensación de la moraleja es extremadamente noble, pero no hay que malinterpretarla. El mérito está en el trabajo y en sus resultados.
La gente beneficiaria de tu trabajo te lo agradecerá algo y poco más. Y más cuando estás cumpliendo con tu deber profesional. Suelo volver a ver la película como igual que veo "¡Qué bello es vivir!" de Frank Capra, pero soy consciente de que es un poco idealista.
Se demuestra que el señor Williams se había humillado más de lo que parecía y que en realidad había hecho TODO el trabajo, en el que sus superiores no creían. Al final, los trabajadores vuelven al trabajo en el Ayuntamiento de Londres y cuando surge un problema en vez de escurrir el bulto como siempre, toman la responsabilidad y se vuelven unos estrictos trabajadores.
Por supuesto, todos reconocen su mérito y les sirve de inspiración.
Es el clímax final de una obra que se puede entender como una sincera parábola moral.
La sensación de la moraleja es extremadamente noble, pero no hay que malinterpretarla. El mérito está en el trabajo y en sus resultados.
La gente beneficiaria de tu trabajo te lo agradecerá algo y poco más. Y más cuando estás cumpliendo con tu deber profesional. Suelo volver a ver la película como igual que veo "¡Qué bello es vivir!" de Frank Capra, pero soy consciente de que es un poco idealista.