Tres de los protagonistas, Manzano, el Pirri y Antonio Flores corrieron el mismo destino, muertos por sobredosis. Enrique San Francisco y el director, Eloy de la Iglesia estuvieron gravemente enganchados.
El cine de De la Iglesia no engaña a nadie, es directo, sin cortapisas, sin andarse por las remas, sutileza cero y guiones disparatados. Drogas, trafico de bebes, abortos ilegales, delincuencia juvenil, homosexualidad, todo cabe en el coctel que nos prepara Eloy, siempre con la estética sucia y marginal de todas sus películas. No es cine quinqui propiamente dicho, los protagonistas no son delincuentes juveniles, sino chicos de barrio, hijos de familias humildes, de padres en paro, que luchan por salir adelante en el dia a dia. La crítica social esta muy presente.

A la tradicional historia de amistad por encima de todo de Eloy se le añade la historia de amor, en este caso con una juvenil Rosario Flores que es sin duda la peor actuación de toda la película. Desgraciadamente sus dotes como actriz no han mejorado con el tiempo (ver "Hable con ella")

En definitiva una excelente cinta, las películas de Eloy de la Iglesia son testimonio vivo de la transición. Algún dia recibirá el reconocimiento (póstumo) que se merece.