ARGUMENTO:
Si vas a una montaña rusa, normalmente esperas emocionarte con un recorrido sinuoso que sube y baja. Y no un recorrido recto y lineal con algunos baches que te traumatizan la columna.
Esta película, para mi, es el segundo caso. Sólo trata un tema, la obsesión de ella y no se sale de ese tema en todo el trayecto, el resto son bachecitos, impactos proporcionados por recursos más que trillados en el cine, juegos de espejos, sobresaltos con la música o un par de escenas lésbicas que atraen más por lo que son, que por como están hechas.

INTERPRETACIÓN:
Natalie Portman, impresionante, el oscar del tirón, no hay película sin ella, se nota que el papel esta muy trabajado. Su interpretación refleja perfectamente las dudas e inquietudes psicológicas del personaje, conmueve y consigue que el espectador entre en la película sintiendo lo que ella siente. A mi criterio perfecto. El resto, no sobresalen ni por malos ni por buenos, suficiente para acompañarla a ella, excepto Mila Kunis (Lily) a la que si le queda muy bien su papel.

ESTÉTICA:
Blancos y negros muy puros, muchos espejos y juegos con encuadres que personalmente me gustan mucho. Los efectos de una edición original en los recorridos en los que la protagonista camina de un sitio a otro. Atmósfera Gótica muy personal y propia de este autor.

CONCLUSIÓN:
Salgo del cine y no he aprendido nada. Si quisiera resumir la película en una frase, me quedaría con la que dice el pianista que la ayuda a interpretar el día antes del estreno, se va diciendo algo así como: algunos tenemos otra vida aparte. Ella es obsesionada y terca, vive por y para el ballet, puede que ese mundo sea así, y eso es lo que quiere trasmitir el director, ese documento biográfico de la absorta, absorbida y obsesa Nina.