Todos sabemos que Lady Macbeth es una de los personajes más pérfidos de la historia de la literatura. Representarla en el cine sería tan sencillo como guionizar un papel donde impere la sobreactuación dirigida por la codicia y la ambición, pero lo que hace Kurosawa aquí, es darle una vuelta de tuerca y conseguir que Asaji domine a Washizu, el personal Macbeth de Kurosawa, casi desde el silencio. Ella sentada, mirando al suelo y soltando frases sin apenas gestualizar. Así se construye un imperio y así comienza una pesadilla.
Kurosawa aprovecha unos magníficos exteriores para mostrarnos una fotografía espectacular que llena toda la pantalla,los primeros planos, aún así, son los más reveladores porque los actores, principalmente Mifune, el actor fetiche del director, habla sólo con la mirada. Lo hace desde la cordura, siendo un fiel soldado del emperador y lo hace desde la locura, siendo un títere, ya sin remedio, de las palabras de Asaji.