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España España · Logroño
Voto de Dagmoeke:
7
Las alas de la vida
2006 España
Documental, Intervenciones de: Carlos Cristos
7,9
3.089
Documental El médico Carlos Cristos, que a sus 47 años padece una enfermedad terminal, llama a un director de cine amigo suyo y le propone que registre su lucha por vivir y morir dignamente, sin dramatismo, y "si es posible con una sonrisa", acompañándolo en el tránsito entre la vida y la muerte. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2010
2 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental fue emitido por tve en abril de 2008. El protagonista, Carlos Cristos, murió poco después. Ante todo, quisera felicitar a Antoni Cantet por su delicadeza y respeto hacia Carlos y su familia a la hora de filmar este documental. Nos enriquece con este impresionante testimonio sin caer en esos excesos que están a la orden del día en los reality shows. Se agradece también la ausencia de dogmatismo al afrontrar el delicado tema del sentido del sufrimiento y de la muerte.
He detectado, sin embargo, una actitud contraria a la del documental en algunas críticas. Así, según algunos, este documental confirmaría que la fe, en general, o la visión cristiana, en particular, es un obstáculo para vivir dignamente los últimos momentos de la vida (en la práctica constato más bien lo contrario: que sin perspectivas de eternidad es más fácil caer en la actitud cobarde de quien se niega a aceptar realidad de la inevitable muerte).
Lo uno no quita lo otro. Ante la sensatez humana, la visión cristiana no resta, sino que suma. No olvidemos que la vida cristiana, bien entendida, se apoya en toda una serie de virtudes humanas ("la gracia supone la naturaleza", decían los clásicos). Ambos ámbitos, humano y divino, son autónomos y, a la vez, se apoyan mutuamente. Si falla lo humano, se resiente lo divino; y si se desconoce lo divino, no tiene por qué fallar lo humano.
Gracias a la excelencia de sus virtudes humanas, Carlos Cristos nos da un ejemplo maravilloso de sensatez y sentido positivo a la hora de afrontar una enfermedad terminal. Ya los griegos sabían que el sufrimiento, asumido y mirado de frente, es fuente de sabiduría.
Pero esa sabiduría humana no sólo no excluye, sino que puede ser complementada por una sabiduría cristiana, que le viene como anillo al dedo. El Dr. Carlos no es cristiano pero admite tener la esperanza de encontrarse con Dios al otro lado del túnel, de entrar en una eternidad cuya naturaleza se ve incapaz de entender, pero que le fascina.
Cuando contemplo la ejemplaridad de este médico ante la enfermedad incurable, me pregunto: teniendo tantas virtudes humanas, ¿qué no habría podido realizar si, además, hubiese conocido y vivido la plenitud de sentido que ofrece la Pasión y Resurrección de Cristo?
Y que no me digan, como alguno ha comentado, que el cristianismo lleva necesariamente al dolorismo, como si un buen cristiano debiera amar el dolor como tal y no aceptar razonables cuidados paliativos. Quien piense eso, no conoce o no ha entendido el cristianismo. Quien sigue a Cristo rechaza todo dolor que no esté ligado al amor.
Y, al igual que la Iglesia Católica, Carlos Cristos, precisamente porque es sensato, rechaza tanto la eutanasia como el encarnizamiento terapéutico.
Dagmoeke
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